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Carta a los Reyes
Monumental abucheo a la Reina en el Auditorio Nacional
Por Publicado el: 24/09/2010Categorías: Artículos de Beckmesser

Dúo gatuno en dos tiempos y propina

Dúo de gatos en dos tiempos
Los madrileños de la Villa y Corte están hasta el gorro de los enfrentamientos entre Aguirre y Gallardón, siempre enseñándose las uñas en el fondo y, de vez en cuando sonriéndose o besándose en la superficie. ¿O es al revés? Los madrileños no saben apreciar que lo único que desean los dos más importantes dirigentes del Partido Popular es recrear una vez tras otra a Rossini: “Miau, miau, miau”. Ahora en un “largo quejumbroso”, luego en un “allegro giocosso”. Más tarde en el pianissimo antes de un fortissimo… Así, eso sí, hasta que nos den las uvas.
Los aficionadillos a desempolvar enfrentamientos han trabajado bien poco y sólo nos han recordado historias muy recientes. Cómo si no se amasen y odiasen mucho antes de que Rajoy fuese escogido por el dedo de Aznar como heredero manejable. Ninguno de ellos ha podido “liberarse”.
“Andante envidiosi”. Podríamos trasladarnos a los años escolares, pero no hace falta ahondar tanto. Basta con retroceder al nombramiento de Aguirre como ministra de Educación y Cultura Aznar. Gallardón disfrutó, más que con su nombramiento, con el de Miguel Ángel Cortés como su secretario de Estado impuesto por el propio Aznar. La verdad es que el tiempo le dio la razón. ¡Había que ver a Ignacio González, al poco tiempo subsecretario de Educación y Cultura, peleándose con Cortes sobre quién mandaba más: si el secretario de Estado de una sola cosa o el subsecretario de las dos!
“Scherzo avvelenato”. Entre el amor y el odio hay sitio para los regalos. Cuando Aguirre sucedió a Gallardón en la presidencia de la CAM quiso hacer un regalo a su antecesor: que el Teatro-Auditorio que él promovió en El Escorial llevase su nombre. Era un regalo envenenado, con él alimentaba su ego y el destinatario, cayó en la trampa en pleno ataque de vanidad. Dios y ayuda costó desenredar la madeja. ¿Se imaginan que ese teatro, hoy medio abandonado, se llamase “Auditorio Alberto Ruiz Gallardón”? Daría risa.
En la crisis en que estamos inmersos, CAM y Ayuntamiento podrían obtener una financiación extra organizando un macro espectáculo para entregar a Tomás Gómez o Trinidad Jiménez el cetro de las primarias y dar la bienvenida a la auténtica competición tanto a su ganador como a Jaime Lissavetsky -¡horror, no sé ni cómo se escribe!- en el que, como propina, se anunciase que Aguirre y Gallardón cantarían a dúo el “Dúo de los gatos” de Rossini. Lo harían por derecho propio, no en vano ambos son gatos. Sólo los derechos televisivos valdrían una fortuna y, después del éxito por cantar una noche lo que hacen todos los días, aún podrían añadir otra propina y ésta no anunciada. ¿Se acuerdan de “Parole, parole” que interpretaron Mina y Celentano o Alain Delon y Dalida? Este segundo bis, ya a cuatro voces, ante la atenta mirada de un perdedor. Beckmesser

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