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Pico y pala
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Por Publicado el: 27/09/2007Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

EL MEJOR AUTOR

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Opinar sobre los compositores vivos es siempre un problema, porque unos u otros se sienten heridos habitualmente y es que la mayoría, más que compositores, parecen plañideras.
Cristóbal Halffter se quejaba amargamente en las últimas ocasiones en que he coincidido con él en estos términos: «para nuestra sociedad sería una alegría que nos muriésemos los compositores porque así ni el público tendría que escucharnos ni algunos sentirse en la necesidad de programarnos». El máximo directivo de un teatro se me quejaba hace bien poco de las continuas visitas de nuestros autores para presionar a que se programasen óperas suyas. Pues la queja de Halffter, compartida por otros muchos, puede ser real, pero basta con mirar a otros países, por ejemplo Italia, para comprobar que España es un paraíso para la nueva creación en comparación con ellos. Y basta mirar las programaciones de teatros europeos y la del Real para concluir que prácticamente es éste el que, en su breve historia y en proporción, mayor números de estrenos contemporáneos ha ofrecido. A ello hay que añadir, como píldora actual, que en apenas una semana se han dado a conocer un montón de obras nuevas en Alicante, con Sánchez Verdú incluido, una del citado Halffter en Burgos, otra de Balada en Madrid… No, no estamos tan mal. Si lo estuviéramos no habrían podido surgir esas espléndidas generaciones de los Sánchez Verdú, del Puerto, Torres y tantos otros. Otra cosa es que no se puedan y deban emprender acciones para promociona a estos -los mayores ya lo están más que suficientemente- tanto dentro como fuera de nuestras fronteras no sólo nacionales, sino también autonómicas.
Pero los compositores también han de darse cuenta que no pueden vivir de espaldas al público. Todos dicen que se ha de componer sin pensar en él. El riesgo es entonces de no ser escuchados en vida y quién sabe si después, porque Beethoven no hay muchos. Quizá ese desprecio al público no esconda más que la capacidad para llegar a él. Y, ¿acaso no es posible un compromiso? Porque hay escritores con el Nobel que venden y que son reclamados por las editoriales. ¿Por qué la música habría de ser ahora diferente? ¿No fue Schubert capaz de escribir el «Quinteto en do mayor» pero también la «La trucha»?

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