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Por Publicado el: 08/11/2012Categorías: Crítica

EL PÁJARO EN SU INTEGRIDAD

EL PÁJARO EN SU INTEGRIDAD       

             Obras de Gerhard, Lalo y Stravinski. Alban Gerhardt, violonchelo. Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Director: Pablo González. Ibermúsica, serie Barbieri. Auditorio Nacional, Madrid. 7-XI-2012.

             Hemos encontrado en muy buena forma a la agrupación catalana, que aparece bien equilibrada entre familias, posee una sonoridad robusta y mantiene un excelente nivel de afinación. Una pieza de tanta dificultad como el ballet “El pájaro de fuego” de Stravinski tuvo una reproducción más que digna. Además se ofrecía la versión íntegra de 1910.

            Aguardábamos con interés la nueva visita a Madrid del asturiano Pablo González, actual titular del conjunto. Siempre nos ha parecido un director muy dotado, técnicamente preparado y musical, aunque con bastante frecuencia en exceso extrovertido y nervioso, falto de respiración. En este concierto lo hemos notado más asentado, más seguro, más sólido. Sin abandonar su gesto enérgico y ligero, su dibujo bien marcado, ha sabido templar, no sólo mandar, y exponer el discurso con las lógicas acentuaciones y las pausas adecuadas. Nos ha gustado su manera de resolver las numerosas transiciones entre números y la administración de los reguladores. Consiguió muy bellos pianos gracias a un hábil y bien medido tratamiento de las dinámicas y de los planos. En pasajes en los que no empleó la batuta.

            Estupenda la ejecución del “Juego de las princesas” y contundente “Danza de Katschei”, en la que se produjeron ciertos emborronamientos. Feliz reproducción del final, donde, una vez más los metales, especialmente la trompa, mostraron sus virtudes y redondez. Buena labor de acompañamiento, por otro lado, en el epidérmico y pomposo, aunque melódicamente muy atractivo, “Concierto para chelo” de Lalo, donde Alban Gerhardt lució bello y pastoso sonido, no muy voluminoso y algo apagado. Mecanismo de altura con inevitables desafinaciones en las zonas más agudas del Allegro vivace postrero. Regaló un irregular “Preludio” de Bach. Coloristas y con intención las tres piezas que constituyen la partitura de “Albada, Interludi y Dansa”. Una nueva danza catalana, creemos que en orquestación de Todrá, remató la agradable sesión.  Arturo Reverter

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