Emiliano Suárez, la eterna canción de los prejuicios
Emiliano Suárez, la eterna canción de los prejuicios

Emiliano Suárez
En esta país se perdonan pocas cosas, pero menos que nada la fortuna de origen. Emiliano Suárez, heredero de una ilustre saga de joyeros, se formó para ser cantante. Pero como vio que aquello no tiraba, con el tiempo, buscó otra manera de ejercer su gran pasión lírica. Con más conocimiento de la materia que mucho improvisado director advenedizo, se fijó como meta acercar la ópera a nuevos públicos explorando formatos más económicos, esenciales y directos, sin desdeñar la calidad, aportando sus propios montajes.
Su Ópera Garage ha llevado títulos populares por toda España, e incluso ensayó una pequeña temporada en el Teatro Marquina. Sin embargo, todavía hay mucha gente en la profesión que critica, solo en privado, sus propuestas, basándose en prejuicios de clase: “ Ya está otro rico aficionado que viene a quitarnos el trabajo”, se oye decir a menudo. Este tipo de mezquindades abundan más de lo que parece en un mundo como el lírico, terreno abonado para la envidia y el navajeo, donde lo único verdaderamente bueno suele ocurrir sobre el escenario.
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