La Maestranza, mar de dudas y presiones

El pasado mes de junio finalizó el contrato de Pedro Halffter como director titular del Teatro de la Maestranza y de la Orquesta Sinfónica de Sevilla sin que se hubiese tomado una decisión sobre el futuro de esa doble responsabilidad. Esto es ya en sí un hecho gravísimo imputable a las cuatro administraciones que controlan teatro y orquesta. En ningún país civilizado sucede algo similar. Lo lógico es que, uno o dos años antes de la finalización del contrato de un titular, se negocie su continuidad o inicie un proceso para elegir sucesor. No se ha hecho así en Sevilla. ¿Por qué? Posiblemente por una doble razón: porque no se pensó en los desacuerdos entre administraciones que vendrían después y porque al propio Halffter no le interesaba que se abordase el tema en la esperanza que le llegase al final la renovación in extremis como mal menor.

Las cuatro administraciones llevan cinco meses haciendo un ridículo que llegó a lo kafkiano a principios de octubre cuando convocaron rueda de prensa a fin de dar a conocer los acuerdos adoptados y se tuvo que desconvocar ante la ausencia de tales. El propio director general del INAEM había viajado a Sevilla ex profeso. Esas instituciones, con la ayuda de una peculiar comisión «técnica» nombrada al efecto, no han podido llegar a un acuerdo para elegir entre Pedro Halffter, Marc Soustrot, Giacomo Sagripanti, Karel Mark Chichon, John Axelrod y György Ráth. Los seis han participado en un proceso más o menos cerrado que debería haber concluido el 31 de agosto con una pretendida unanimidad. Tanto el INAEM como el Ayuntamiento de Sevilla -ambos PP- apuestan por la continuidad de Halffter, mientras que la Diputación se abstiene en coherencia con su deseo de abandonar la Maestranza y la Junta de Andalucía lo rechaza, cuando precisamente fue ella quien más empujó a Halffter al podio hace diez años.

Cada uno de los maestros relacionados cuenta con sus apoyos. Así Rath con el de gran parte de los músicos, Axelroad con el del PSOE en el Ayuntamiento o Chichon, que se ha movido mucho empleando argumentos un tanto ficticios, con el de una parte de la sociedad civil que rodea al teatro. Pedro Halffter mueve sus hilos, a pesar de que el rechazo casi unánime de los músicos deberían hacerle reflexionar, y si en el pasado le fue fundamental el apoyo económico de Rafael Pardo desde la Fundación del BBVA, ahora podría verse beneficiado del reciente acuerdo del teatro con el Banco Santander.

¿Qué camino tomar en caso de no haber un claro sucesor? Lo lógico sería prorrogar año o año y medio a Halffter, con fecha terminal inexcusable, para buscar en condiciones a su sucesor, añadiendo candidatos e incluso testando más ampliamente a los cinco actuales y profundizando en sus proyectos, alguno de los cuales es prácticamente inexistente al día de hoy. Gonzalo Alonso