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Discriminación en el Auditorio Nacional
Reyes 2008
Por Publicado el: 19/04/2008Categorías: Artículos de Beckmesser

La OCNE y el Auditorio, una alucinación

La OCNE y el Auditorio, una alucinación
A la chita callando, sin decir nada a nadie más que a los interesados y subalternos, se han producido los cambios anunciados en esta página hace semanas. A todos se les conminó a callar, a guardar el más completo silencio. A alguno a cambio de no dejarle en la calle. Veamos.
Jesús Clavero, hasta ahora director técnico de la OCNE, ha sido cesado supuestamente por enfrentamientos con Josep Pons, director musical, en temas fundamentalmente económicos. El señor Marset, director general del INAEM, no quería problemas y no ha apoyado a Clavero, sin embargo, al parecer, habría sugerido su silencio trasladándole al Auditorio como director de producción. Sin embargo su contrato sigue siendo de director técnico de la OCNE, una situación un tanto irregular que le estará haciendo pasar muy malos ratos a Clavero.
Ramón Puchades, oboe de la ONE y uno de los principales “sindicalistas” de la orquesta, ha pasado a ser su gerente y ello a pesar de haber firmado en su día una denuncia por incumplimientos contra el INAEM que llegó hasta el Tribunal de Estrasburgo.
Los enfrentamientos económicos podrían haber residido en los elevados costes de los conciertos dirigidos por Pons, que suelen exigir servicios extraordinarios y, sobre todo, por un nuevo y hasta la fecha oculto acuerdo entre orquesta e INAEM. Este acuerdo podría ser perjudicial para la orquesta en caso de que fuese gestionado correctamente. De ahí parece que, para evitarlo, nació la idea de que el gerente fuese un propio músico de la agrupación. ¿Se imaginan una empresa en la que se nombre gerente al representante de UGT? A Marset, que parece no enterarse de nada, le habrían metido un nuevo gol, que ha obligado a dedicar media entrevista en El País a su ministro. Por cierto, curiosa la insistencia del medio en la ONE, pero sus claves existen en el sonido de cuerdas.
El Auditorio, que hoy por hoy es simplemente un container de alquiler y la demanda privada impide otras filosofías al no existir una oferta de salas suficiente, se ha convertido en un ente plagado de directores sin funciones. Existe un gerente, Enrique Caracuel; un director artístico, José Manuel López; una adjunta al mismo, Consuelo Martínez y ahora un director de producción, el cesado Jesús Clavero. Se da la circunstancia que el presupuesto anual para actividades propias es de tan sólo un millón de euros. ¿Qué tareas le corresponden a tanto director? Así no es extraño que López tenga residencia en París, aunque sueldo en Madrid. ¿Será cierto lo que se cuenta, que se habría presentado en el camerino de Pollini para enseñarle partituras suyas? Esperemos que no, porque sería demasiado fuerte.
Y, con tanta acumulación en el apartado artístico y de producción, la casa sin barrer. Esta semana, en la que ya todos han venido ocupando sus nuevas responsabilidades, es la primera vez en la que se han “olvidado” de colocar en las puertas de los camerinos los nombres de los artistas que deben ocupar cada uno. Consuelo Martínez, esposa del músico Luis Aguirre, era anteriormente jefa de personal y, como tal, responsable de que alguien se ocupase de estas tareas.
López López se puso en contacto telefónico los pasados días con la AEOS – Asociación española de orquestas sinfónicas- para ofrecer gratuitamente el Auditorio a cualquier orquesta los domingos, con la condición de que tocasen música contemporánea española. A la pregunta de quién iba a correr con los gastos de edición, la respuesta fue: “Cada Comunidad Autónoma”. Nada se ha querido reflejar por escrito y parece que López López obtendrá también verbalmente la respuesta: “muchas gracias, pero va a ser que no”.
Entretanto ha pasado en Madrid, dirigiendo en el Auditorio, Rafael Frühbeck de Burgos, director emérito de la OCNE. Se da la circunstancia que Frühbeck, que dirige en las orquestas y teatros más importantes del mundo, apenas es invitado a España, si descontamos la OCNE y el festival burgalés que él promueve. No hay ni un contacto para recabar su participación en algún proyecto en el Teatro Real. Sin embargo Frühbeck habría invitado al Coro de la OCNE para una “Vida breve” junto a la filarmónica de Nueva York en esta ciudad. En la dirección musical de la OCNE habrían surgido ciertas reticencias, hasta el punto de programar en las mismas fechas un “Fidelio”, en una especie de intento de evitar el encuentro OCNE, Filarmónica de Nueva York y Frühbeck. Jesús Clavero, entonces gerente de la OCNE, se habría puesto en contacto con el Coro de la Generalitat valenciano para poder dejar libre al de la OCNE y esta acción supuestamente le habría enfrentado aún más con Pons. “Fidelio” no prosperó por falta de solistas y en la actualidad parece que lo más probable es una “Tercera” de Mahler –tras haberse tanteado un “Requiem” verdiano-, aunque quizá con el Coro de la Comunidad de Madrid, al que se le ha consultado. Lo único positivo era que finalmente el Coro de la OCNE viajaría a Nueva York, sin embargo en este preciso momento han surgido problemas económicos para el desplazamiento. ¿Acaso otra nueva zancadilla’
Esta no habría sido la única negativa de Pons. Recientemente Alfonso Aijón solicitó para un concierto con los “Gürrelieder” y la Philharmonia con Essa Peka Salonen la colaboración de tres coros españoles, entre los que estaría el de la OCNE. Jesús Clavero habría contestado negativamente a Aijón, al parecer a instancias de Josep Pons, quien contaría con el coro para una “Carmina Burana” en las mismas fechas y no habría tenido interés en trasladarla a otra de las fechas en las que él también dirija. Por cierto que para esta misma “Carmina” se llamó en su día al Orfeón Donostiarra.
Por si fuera poco no paran de recibirse cartas y emails de profesores de la orquesta con todo tipo de denuncias. He aquí una muestra de temas: carta del 28 de enero al director general del INAEM firmada por el secretario general de CCOO con denuncias contra Clavero por la existencia de un excedente presupuestario en la confección de la Agenda Laboral 2007-2008 de la ONE por la falta de previsión de las condiciones laborales en cuanto a horario y días libres de los componentes de la ONE, solicitud de negociación de los complementos del coro; carta del 29 de enero al secretario general del INAEM firmada por el comité de empresa quejándose de obstruccionismo a la actividad sindical en la ONE; cartas de músicos a distintos medios de comunicación en las que se denuncian excesos de gastos de representación del director técnico, acosos a músicos por parte del director musical, la constitución de Pons como sociedad a efectos de reducir la tributación fiscal, la reducción del número de abonados… Queda claro que la situación se ha vuelto nuevamente un tanto conflictiva.
Totalmente impresentable resultó la carta enviada por el director del INAEM a su propio ministro –amigo a quien conserva en el consejo editorial de la revista “Sibila”, en la que él figura como editor y que presenta el lunes 21 de abril en la Fundación BBVA- informándole de su de su petición al de hacienda “si consiguiéramos que fuera aprobado el citado incremento retributivo antes del 9 de marzo sería un hito para este Instituto con una gran trascendencia en el mundo de la cultura”. El acuerdo de incremento salarial y la concesión de la categoría 28, máxima no discrecional en la administración, podría estar a punto de ser concedido, lo que supondría un clarísimo agravio comparativo, no sólo con otros cuerpos como el de catedráticos –una carrera superior, un doctorado, investigaciones y una oposición- sino también con el propio personal del INAEM y, en concreto, del resto del Auditorio Nacional, que se queja de atrasos sin cobrar.
Todos los sucesos anteriores, califíquenlos ustedes, tienen un máximo responsable, que es Juan Carlos Marset, como director general del INAEM, el órgano de quien dependen OCNE y Auditorio. Quizá dedique demasiado tiempo a su revista “Sibila” –peculiar ejemplo de la aplicación del célebre código de buenas prácticas promovido por Cesar Antonio Molina-, cuya lista de colaboradores es curioso contrastar con la de asesores nombrados para diferentes comisiones.
Beckmesser

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