Maazel con Valencia en Munich
Gira de la Orquesta del Palau de les Arts
Maazel con Valencia en Munich
Obras de Mussorgsky, Tschaikovsky, Rodrigo, Dukas y Ravel. Gasteig. Orquesta de la Comunitat Valenciana. Lorin Maazel, director. Munich, 24 de marzo
La Orquesta de la Comunitat Valenciana, nombre adoptado por la titular del Palau de les Arts cuando toca fuera del foso, había realizado dos salidas puntuales fuera de España, la primera a la Fenice veneciana y la segunda para abrir el pasado Festival de Pésaro, pero es ahora el momento de su primera gira. Si no es fácil para los conjuntos españoles viajar al extranjero, mucho menos lo es para uno de foso y aún resulta más complicado hacerlo, como parece el caso, sin que cueste dinero a las arcas propias.
Tras una primera y muy rentable escala en Abu Dabi, se ha presentado en cuatro ciudades alemanas -Mannheim, Essen y Regensburg- para cerrar en el inmenso Gasteig de Munich. Lorin Maazel es figura querida en la capital bávara, de cuya Rundfunk orquesta fue titular de 1993 a 2002. Pergeñó con la agrupación que él mismo formó un programa fácil para el público y no tanto para los músicos, en el que había ocasión para lucimiento del tutti y de sus solistas. Respondieron todos ellos, empezando por el concertino, con un precioso solo en la «Suite n.3, Op.55» y continuando por flauta, clarinete, fagot, contrafagot, etc. La obra mencionada, a pesar del interés de sus doce variaciones, no entra en el cupo de las grandes de Tschaikovsky, pero se escucha con agrado dada su infrecuencia y encajaba perfectamente con el espíritu de todo un programa que incluía como breve cita de la tierra el «Homenaje a la Tempranica» de Rodrigo. «Una noche en el Monte Pelado» o «El aprendiz de brujo» gozan de gran popularidad desde su inclusión en la película «Fantasía» de Disney y sin embargo resulta casi imposible escucharlas en una sala de conciertos. Tanto en ellas, como en esa apoteosis del vals que es «La Valse» de Ravel, quedó patente la personalidad de Maazel, poseedor de una técnica sobresaliente, capaz de hipnotizar con un gesto a músicos y público, exigente con los primeros y coqueto con el segundo.
Las ovaciones y bravos de las mil personas que se congregaron en el Gasteig obligaron a dos propinas igualmente festivas, el intermedio de «La boda de Luis Alonso» de Giménez y la «Farandole» de «La Arlesiana» de Bizet, en las que la orquesta valenciana volvió a mostrar brillantez, efectismo, sonoridad y seguridad. Gonzalo Alonso
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