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Por Publicado el: 29/05/2011Categorías: Crítica

Mehta, soberbio en la «Tosca» valenciana

Temporada del Palau de les Arts
Mehta, soberbio en «Tosca»
«Tosca» de Puccini. O. Dyka, M. Alvarez, B. Terfel, M. Kares, E. Sánchez, F. Previati, etc. Coro de la Generalitat Valenciana y Orquesta de la Comunitat Valenciana. J.L. Brinda, dirección de escena. Z. Mehta, dirección musical. Palau de les Arts. Valencia, 28 de mayo.
Decía Karajan que necesitaba dirigir esta ópera una vez al año para expulsar toda su tensión interna personal. Por eso sorprendió el primer acto con una lectura de tempos un tanto pausados y con la orquesta muy sosegada en su volumen. «Tosca» es uno de los caballos de batalla de Zubin Mehta, que la grabó en los setenta con Leontyne Price, Plácido Domingo y Sherril Milnes, y por ello alguna razón debía existir para ello. Todo encontró su lógica al terminar la función. Mehta consideró, con razón, que el primer acto ha de ser eminentemente lírico y que ya existe suficiente campo para descargar adrenalina en segundo y tercero. De otro lado, la voz de Marcelo Álvarez no acababa de correr como habitualmente y su concepto del «Recondita armonia», a cámara lenta, precisaba apoyo por parte del foso. La voz de Álvarez volvió a ser la de siempre tras la pausa, con una vibrante «Vittoria», y Mehta se volcó en la teatralidad musical de los dos actos restantes, con esa orquesta que causa envidia y mucha satisfacción. La talla de un maestro se demuestra en la forma de compatibilizar sus conceptos con los medios con los que cuenta. Los conceptos del tenor pueden resultar algo caprichosos, pero su fraseo reúne una clase fuera de serie y sabe administrar sus capacidades. Ejemplo de ello fue el «Adiós a la vida» , inteligente, poético y sensible, ajeno a cualquier espectacularidad. Oksana Dyka había dejado un buen recuerdo en «Madama Butterfly» que ha reafirmado como Tosca. Voz lírica con cuerpo suficiente -bien el «Vedi, io piango», con un muy cuidado acompañamiento orquestal para no taparla en ningún momento de esa escena- y buena presencia escénica. Bryn Terfel es hoy Scarpia de referencia en todos los sentidos, desde el «Un tal baccano in chiesa» hasta «Quest’ora io l’attendeva!», pasando por el consistente «Te Deum». Todo un lujo. También lo es el reparto de secundarios, con el siempre solvente Emilio Sánchez como Spoletta o la consistente voz de Fabio Previati como sacristán.
La minimalista puesta en escena de la coproducción con Torre del Lago, Montecarlo y Turín, de vistoso vestuario historicista, permite que el drama fluya sin sobresaltos y resuelve acertadamente el conflictivo salto final, si bien no tanto el intento de violación de Scarpia. Un nuevo éxito del Palau de les Arts, aplaudidísimo por el público, para un título que se repondrá al final de la temporada próxima. Gonzalo Alonso

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