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Noticias y Maldades de 2001
Noticias y Maldades de 2000
Por Publicado el: 31/12/2000Categorías: Noticias y maldades

Noticias y Maldades de 2000 otras

Creánme que no tengo el menor interés en insistir – y menos en estas fechas electorales- sobre los desmadres en el Ministerio de Cultura, pero tampoco se pueden dejar pasar por alto cosas como la que les cuento. Hace unos tres años el entonces director general del INAEM, Tomás Marco, dependiente del secretario de Estado para la Cultura, señor Cortés, cesó a Vicente Cervera como director técnico de la ONE. El Ministerio hubo de indemnizarle con varios millones. Pues ahora ese mismo ministerio, con el mismo secretario de Estado, va y vuelve a contratar a Cervera para el mismo cargo. Y yo me pregunto: si ahora le contratan es porque se le cesó injustamente, es decir, valiendo para el cargo. Entonces ¿por qué le cesó Marco? ¿cómo se lo permitieron? Y si realmente no lo hizo bien, ¿por qué se le contrata ahora? Como ven les coge el toro se mire por donde se mire y es que el hecho es en sí impresentable. Mi opinión es que Marco cesó a Cervera para vengarse de un suceso anterior. Marco había sido cesado en la ONE y sucedido por Cervera. Ahora Cortés se habría vengado de Marco volviendo a nombrar a Cervera. ¡Hay que ver el juego que da el dinero de todos los españolitos!

Y más. Se dice que el nuevo gerente de la JONDE, David Martín, que sustituye al convergente Llorens Caballero, podría seguir como director del Conservatorio de Barcelona. Ello supondría el esperpento de mantener dos contratos de alta dirección. Claro que a estas alturas de la música me lo creo todo. A propósito, ¿qué tienen los catalanes para mandar tanto en la JONDE? ¿Son aún secuelas del paso de Juan Francisco Marco por el INAEM?

¿Y qué me dicen de los valencianos? Analizen: García Asensio, García Navarro, Javier Casal, Jorge Cuya, Vicente Cervera… No en balde en el Turia siempre sonó la música. También, alguna que otra vez, navegó.

José Carlos Plaza estrena esta semana en Turín una nueva producción de la obra de Penderecki «Los diablos de Loudu». Plaza espera que en su ópera no suceda lo de hace días en «Aida», cuando el tenor Gregoriam se sintió de pronto indispuesto y si no se suspendió la representación fue gracias a la ayuda de un espectador que se ofreció a hacerse cargo del papel. Claro que su nombre era Alberto Cupito, también tenor aunque nunca hubiese abordado el Radamés. Pero Plaza mira a Madrid a su Teatro de la Zarzuela y se sonríe. ¡Ay que lo que se puede llegar a tardar en encontrar un «perfil»! Sócrates, con su vela, lo habría logrado antes.
En Valencia sigue el Festival Puccini. Nos enteramos del resultado de las óperas, como esa última «Madame Butterfly» en donde el tenor hizo aguas. Menos se sabe, pero yo sí, del resultado del larguísimo ciclo de conferencias. A uno de los críticos más leídos del país le debió resultar un tanto deprimente hablar para cuatro personas y tener en la mesa una durmiéndose.
Vergüenza torera. ¿Alguien me cuenta en qué consiste? Me pregunto si es la del tipo de cierto gestor cultural a quien su jefe, el ministro Rajoy, ha criticado ampliamente en la prensa sin que, que sepamos, se haya sentido aludido el interfecto. Hay sillas que tienen pegamento. Si no que se lo pregunten a Josep Caminal, que ha tardado años en hacer efectiva su dimisión como máximo responsable del Liceo. La hizo efectiva, sin duda por casualidad, tras ser uno de mis regalos de Reyes para el Liceo.
¿Se pondrá de acuerdo por fin en algún tema la Santísima Trinidad que manda en los asuntos de música, teatro y danza del Ministerio de Cultura? Allí es todo menos uno y trino, porque secretario de Estado, director y subdirector general del INAEM van cada uno por su lado. Tomás Marco no consultó un nombramiento que ahora un juez ha dictaminado que era competencia suya, pero sus sucesores no es que tengan que consultar, es que el jefe ni les informa.
En la Fundación Teatro Lírico, la del Real para entendernos, andan gozosos. Se han enterado por uno de los primeros BOES del año que pueden contar con tener local en el que hacer ópera hasta el próximo treinta de junio. A eso se le llama interinidad. Claro que para interinidad la de los acomodadores del teatro que, al parecer, van a ir definitivamente a la huelga a fin de mes. La causa, la de otros muchos, cobran dos duros, les deben las horas extra y la empresa de contratación temporal a través de la que prestan sus servicios es la que se forra.
Muchos se preguntaban qué hizo tanto tiempo Plácido Domingo encerrado en un despacho del Teatro de la Zarzuela mientras los invitados de postín que asistían a lo último del Ballet Nacional departían en la sala de protocolo. Pues se lo desvelaré: miraba las cuentas del teatro y hacía preguntas. ¿Y eso por qué? Porque el secretario de Estado de Cultura, sin decir nada a sus colaboradores, le ha ofrecido la dirección artística del teatro. Así ya no tiene que buscar un «perfil» porque ya tendría un «primer plano». Plácido se lo pensará hasta mediados de enero, pero le tienta la idea de llevar la zarzuela por toodo el mundo con espectáculos de calidad. Si le dedicase tiempo entremedias de Los Ángeles y Washington seguro que haría cosas. Pero yo no sé si debería aspirar a sitios más altos. ¿O quizá sea un camino para ello?  De todas formas yo veo complicado el asunto a corto plazo y quizá, en ese caso, fuese más factible otra solución que pasa por Alberto Zedda. Lo grande del caso es observar la coordinación en Cultura con un secretario de Estado, un director general y un subdirector del INAEM buscando cada uno por su lado al mirlo blanco.
Y los académicos de la sección de música de la Real Academia de Bellas Artes se reunieron. En el orden del día la discusión sobre quién ocuparía la silla del maestro Rodrigo. Fuera del orden del día una pregunta: «¿quién informa a Juan Palomo de lo que aquí pasa? ¿qué espía tiene?». Todos a una. Ramón Barce fue preseleccionado como candidato único. No por todos, pero lo tendrá fácil. Era lunes y no Domingo. Enhorabuena al querido Ramón Barce, tantas veces colaborador de este equipo del Cultural.
Los músicos de la Orquesta Sinfónica de Madrid se quejan, y con razón, de lo mucho que trabajan y el poco rendimiento económico que ven. Sobre todo si se comparan con la Orquesta del Liceo. Una trabaja para el Teatro Real y la otra para aquél de quien recoge el nombre. A casi millón y medio al año asciende la diferencia entre un profesor de una u otra. Algunos echan cuentas de los montantes totales que perciben una y otra de sus respectivos teatros y se quedan más estupefactos. O las cuentas no salen o no las saben ellos echar bien.
La lucha por la dirección musical de la orquesta de Castilla y León se ha resuelto. Max Bragado ganó la partida a Carlos Rubio, quien posiblemente recale en la de Palma de Mallorca.
¡Dios mío, cómo anda la cultura por algunos parajes! Me cuentan que hace poco llamaron al director general de la cosa en la Diputación General de Zaragoza para una cuestión relacionada con la Residencia de Estudiantes y, ni corto ni perezoso, les dirigió al Ministerio de Educación.
Pues no, no hay derecho a que se le rinda homenaje a alguien y no acuda al acto el organizador ni se moleste en llenar la sala del homenaje. eso sucedió la pasada semana en la sala de cámara del Auditorio Nacional con Carmelo Bernaola y el acto que promovía el Ministerio de Cultura para festejar su setenta cumpleaños. Las treinta personas que se reunieron disfrutaron de la música que sonó en el acto y de la entrega de los participantes, pero para eso no se promueve oficialmenet un homenaje en el Auditorio Nacional, se celebra en una casa. Lamentable.
Plácido Domingo quedó encantado con «Margarita, la tornera» a pesar del esfuerzo que le costó hacer frente a su inclemente tesitura que en un par de pasajes hubo que transportar convenientemente. La cosa, que escandalizó a muchos puristas de la música, no es para tanto ya que es algo que se hace constantemente y a lo que recurría hasta el mismísimo Caruso. Pero, con todo, mi espía me cuenta que le hubiera gustado más dirigirla que cantarla y eso quizá se haga realidad en Los Ángeles, donde el tenor es director artístico y a donde parece interesado en llevarse la producción. Parece que el Real y la SGAE acertaron con la rexhumación y es que hasta se grabará en disco.
Miguel Ángel Cortés está obsesionado con el Teatro Real. Pretende permanentemente pegar un tijeretazo a su programa artístico. Por aquella casa andan muy quejosos los mandamases. No entienden que mientras el Ministro de Cultura declara que hay que hacer más funciones, su Secretario de Estado trate de programar menos, máxime cuando a Cambreleng le salen tan bien las cuentas que le sobra el dinero. Claro que el señor secretario lo mismo lo hace para molestar a alguien, ver si se cansa y tira la toalla.
Todos se me quejan: ¿es que no hay forma de que el Ayuntamiento de Madrid coloque una parada de taxi en el Auditorio? No vean el frío que pasa el personal a la salida esperando un taxi minutos y minutos. ¡Ni que el Auditorio fuera el extraradio? Ay que poco interesa la cultura a algunos.
Pues no, Plácido Domingo se quedó por el momento sin sillón en la Academia de San Fernando. Hubo académicos que no estaban dispuestos a pasar por el aro a pesar de que, como muy bien apuntó Antonio Iglésias, Domingo no sólo es un gran músico sino una persona cuya notoriedad e influencias podían haber venido muy bien a la casa. Otra vez será… cuando muera un artista.
¡Ya me gustaría a mí celebrar mi ciumpleaños como algunos! El presidente de la Comunidad de Madrid los celebró a las doce de la noche con un ¡feliz cumpleaños cantado, entre otros, por Rosa Torres Pardo y los críticos Juan Ángel Vela y Gonzalo Alonso. Pero como ambos, como casi todos los críticos, desafinaron un poco pudo rehacerse la noche siguiente. No vean la sorpresa del respetable que cenaba en el restaurante del Real cuando trajeron una tarta con vela a la mesa de la SGAE -celebraban el éxito de «Margarita, la tornera»- y la voz sonora de Plácido Domingo se abrió paso cantando el «feliz cumpleaños» a Ruiz Gallardón. Vamos, que Kennedy se quedó corto con Marylin. Claro, que él tuvo postre.
En Valencia sobra el dinero o, al menos, en la Valencia de Puccini. El insólito festival bate records. En la reciente «Manon Lescaut» hubo que buscar a última hora un pianista repetidor ante la enfermedad del previsto. Como se trata de una especialidad «tan» problemática no encontraban uno no ya en la ciudad sino en toda España y hubo que traerlo en Avión desde Nueva York. No me lo creería si no fuese porque me lo cuentan por varios conductos.
Hay medios con tendencias políticas. Vale. Hay periodistas que siguen aquellas inclinaciones como si fueran consignas. Son más papistas que el Papa. En todos los medios musicales ha causado estupefación el reportaje publicado en un diario nacional sobre «Margarita, la tornera». En esta web tendrán en breve una opinión sobre la obra que, avanzo, no será demasiado positiva. Lo que no es de recibo y canta más que Matos y Domingo es que se ataque aun partido político, sea el que sea, poniendo la nefasta política cultural de dicho partido en boca de un desconocido aficionado residente en Madrid. Más seriedad, señores.
Cuando José María Cano se enteró de que José Luís Moreno avanzaba en sus gestiones respecto al futuro teatro de Valencia no tuvo otra ocurrencia que llamar a Zaplana para adverirle respecto a Moreno y «aconsejarle» que contratase a Helga Schmidt. Vamos, que hay quien se cree mucho más de lo que realmente es. O quizá es que la fantasía de la casa de Peter Pan, su residencia londinensa, se le ha subido a la cabeza. Zaplana sólo dijo: «Y éste quién se ha creído que es» y, obviamente, Moreno dió un paso más.
Menudas tijeras que han agarrado los chicos del Real!  «Margarita, la tornera» se ha quedado casi sin torno. Han desaparecido muchos, pero que muchos compases. Ya saben, unos porque los cantantes no podían con ellos y otros por motivos escénicos y para «aligerar» al espectador una ópera desconocida. Lo curioso es que haya compases añadidos, fragmentos orquestales repetidos. Y es que la escena cada día manda más en la lírica. Para facilitar los cambios de decorado han tenido que prolongar músicas.
Hace unos días el Presidente de la Comunidad de Madrid recibió una extraña llamada. ¿Para qué querrá verme José Cura? se preguntaba en noches de insomnio. Pues bien simple, en Madrid viven la mujer y los hijos del tenor argentino y él quiere hacerlo también… teniendo la nacionalidad española. Lo que pasa es que para eso habría sido mejor llamar a Mayor Oreja.
 En el País Vasco crecen las actividades musicales. Además de contar con uno de los auditorios polivalentes con mayor capacidad de cuantos existen en España y la asociación más numerosa de amigos de la ópera pronto contará con un nuevo conservatorio, que se inaugurará en el curso 2002/3. Sus más de siete mil metros cuadrados supondrán una inversión superior a los mil millones de pesetas. Se impartirá también la enseñanza secundaria obligatoria.
Poco a poco van conociéndose los motivos por las que Seiji Ozawa fue nombrado, contra todo pronóstico, director artístico de la Ópera de Viena. Parece ser que el teatro tiene problemas de público y que el turismo japonés se vislumbra como un importante filón a explotar.
¿Se acuerdan de las críticas tan exacerbadas contra García Navarro de uno de los más importantes críticos musicales? Habrán visto que han pasado a la historia y es que, a veces, un almuerzo lo puede todo. Hasta eliminar malos entendidos. Barcelona fue la ciudad del encuentro. Desde entonces todo son parabienes, aunque las críticas, por navegar entre dos aguas, caigan en la banalidad.
Se han fallado los Premios Nacionales de Música. En la larga historia de sus beneficiarios se encuentran muchos de los grandes de la música española, creadores, intérpretes y otros profesionales relacionados con ella. También nombres menos grandes. Ciertamente los Premios Nacionales se han devaluado en los últimos años. Una de las causas importantes de esta devaluación es la tendencia a dirigir los premios desde instancias ministeriales. En ocasiones se ha nombrado jurados a próximos a través de los cuales sugerir los nombres de los beneficiarios. En esta edición los miembros del jurado fueron nombrados por el compositor Tomás Marco, en sus antiguas atribuciones como director general de música, entre personas allegadas a él por uno u otro motivo. Ellos, junto con el director y el subdirector general de música decidieron.
Estaba planificado conceder el premio de composición a Tomás Marco, quien ya había gozado de él como autor de una obra. Era su particular venganza contra el Secretario de Estado que le cesó. Lo malo es que no contó con mi amigo Juan Bravo, que no dudó en arriegarse a la horca con tal de evitar tamaño dislate y advirtió de la jugada en «LA RAZÓN» horas antes del fallo. Marco probablemente sea acreedor del premio, pero no en esta edición con un jurado designado por él e integrado por amigos. En fín, enhorabuena a los ganadores, Ángel Martín Pompey y Josep Pons.
El español Alvaro Albiach Fernández acaba de ganar el prestigioso concurso de piano de Besançon sin que nadie se entere. En cambio muchos nos hemos enterado de las buenas críticas que ha recibido el también pianista Miguel Baselga en su recital del Weill Recital Hall americano. Y es que en el mundo de hoy además de triunfar hay que tener a mano un buen relaciones públicas.
De piedra se quedó Carmelo Bernaola al leer en los periódicos que Rafael Martínez Sierra había dimitido y que Jorge Lavelli no vendría a España para hacer una formidable «Hija del aire» de Calderón. Ambos ya habían trabajado junto con anterioridad. ¿Se imaginan un espectáculo con dirección de escena de Lavelli y música de Bernaola? Pues Galán, subdirector general de teatro en el INAEM, se lo cargó con la complacencia del secretario de Estado de Cultura. ¡Bravo!
Menuda se ha armado días pasados con una de esas cartas al director que nunca debió publicarse donde salió. De forma tan contundente como ausente de razones el remitente se ensañó con el maestro García Navarro y el crítico José Luís García del Busto. Para él y su media docena de amigos el director musical del Real destroza cuanto toca y del Busto es poco menos que un vendido. Yo me pregunto qué persigue ese grupito y quién tienen detrás para acudir a cada estreno y cada función televisada que dirige García Navarro con pitos y ánimo reventador, sin importarles si las cosas salen bien o no. Basta ya, chicos.
Ariel Goldenberg no será el futuro director del Teatro de la Zarzuela. Las gestiones realizadas por la Secretario de Estado de Cultura han llegado a punto muerto tras recibirse las pretensiones económicas del director argentino afincado en París. Los quince millones y casa que solicitó han parecido excesivos. Yo me pregunto qué profesional reputado que haya que traer del extranjero va a pedir menos que eso. El problema es que José Luís Morata, el director administrativo, y Emilio Sagi sólo ganan cinco millones en nómina.
Por cierto, que Pérez Sierra dijo lo que tenía que decir tras presentar su dimisión. Dijo que el secretario de estado había querido programar una extraña «Celestina» y él se había negado. Yo les añadiré que era una «Celestina» de García Valdecasas. La dimisión de Sierra era cantada y su anterior jefe, Tomás Marco, la anunció en la comida de despedida que se le ofreció el pasado verano. Se dirigió uno por uno a sus antiguos colaboradores y al llegar a Pérez Sierra dijo textualmente «Y tu, prepárate porque ya no va a haber nadie que te proteja de Galán y Cortés». Desde luego acertó.
Se falló el Premio de Música Reina Sofía. La obra del ganador, un concierto para piano de Jesús Torres, será estrenada por la Orquesta de la RTVE durante la próxima temporada. Luego probablemente pasará a ser tan olvidada como todas las demás obras que obtuvieron el premio. De todas las premiadas en los diecisiete años de vida del galardón, ni media docena han llegado a escucharse en público más de una vez. Males de la música contemporánea.
Las compañías discográficas se están asociando con empresas informáticas para encontrar vías alternativas a la difusión de sus productos. Aparte del MP3, que bate records en Estados Unidos, la BMG ha introducido la posibilidad de pedir compactos a la carta. Los consumidores podrán indicar qué música quieren en cada CD, que puede ser de todo tipo, y se les creará especialmente a cambio de unas dos mil quinientas pesetas.
Noticias editoriales desde más lejos. La veterana revista musical inglesa Gramophone, cuya propiedad la ostentaba una familia desde su creación hace más de setenta años, ha sido vendida al potente grupo editorial Haymarket. Parece ser que la razón es la pérdida de lectores que había experimentado en los últimos años. De otro lado, dentro de un año, saldrá a la venta la nueva edición del diccionario musical más célebre del mundo, el Grove. Contará nada menos que con 29000 artículos y 29 volúmenes. Aquí, en España, algunos de los críticos que han colaborado en la actualización de los músicos españoles todavía están esperando que MacMillan Publishers les abone sus trabajos.
La ópera está tan de moda que no paran de estrenarse obras nuevas, sobre todo en Estados Unidos, país que se ha convertido en su mayor propulsor. En estas fechas se han estrenado dos nuevas partituras. Una de ellas lleva la firma de William Bolcom y su libreto se basa en la obra «A view from the Bridge» de Arthur Miller e incluso lleva su nombre como título. El estreno ha tenido lugar en la Ópera de Chicago, siendo su director musical Dennis Russel Davies y participando en el reparto nada menos que toda una Malfitano. Tras ocho representaciones en la ciudad del lago Michigan, pasará a Nueva York, en cuyo Metropolitan se podrá ver dentro de dos años. Pero los neoyorquinos tienen también entretanto su novedad. Se trata de una ópera sobre «El Gran Gastby» de Scott Fitzgerald. También Harvard estrenó su ópera, pero ésta fue tan cutre que hasta se titulaba «La ópera cutre». Su autor prefirió naturalmente mantener el anonimato.
Y no podía ser si no en Estados Unidos donde las entidades diesen un paso más en su aggiornamento. La Orquesta de Cleveland ha anunciado que sus programas de mano estarán a disposición de todos a través de Internet. Colocarán además los de las últimas temporadas.
Y en Inglaterra se estrenará el nuevo musical de Lloyd Lloyd Weber, uno de los hombres más ricos del país -¡para que luego digan que con la música se pierde dinero!-, que lleva por título » The beatiful game». Me parece que esta vez se ha metido en demasiados berenjenales, ya que trata de la vida de Bobby Sands, el militante del IRA que anteriormente fue conocido jugador de fútbol y que murió en la cárcel tras una larga huelga de hambre. Lloyd Webber quiere atraer a la juventud con una pieza que buscará reflejar los problemas de la gente joven inglesa.
En el Metropolitan Plácido Domingo, con «Pagliacci», batió el record de inauguraciones de temporada que ostentaba Caruso. A los pocos días abordó el personaje del moro verdiano a pesar de no encontrarse vocalmente muy en forma, como se anunció previamente a la representación. Cosechó sin embargo un gran éxito y es que las crónicas hablan de una inmensa interpretación escénica.
El Palau de Valencia siempre es noticia como corresponde a uno de los primeros centros musicales del País. Allí, dentro del Festival Puccini, estuvieron Angela Gheorghiu y Roberto Alagna. Quien no estuvo fue su habitual representante Gloria Vilardell. Viajaron a través de otro agente, el poderoso Valentín Proczynski, y su caché se elevó a las nubes. Hubo gente de la propia organización que protestó por un cambio que inflaba los costes, pero…El asunto de la gerencia, dirección artística o como quieran llamarlo para el futuro teatro de ópera de Valencia continua sin desperdicio. Zaplana anda tan dubitativo como Hamlet entre José Luís Moreno o Helga Schmidt. A mí sin embargo me da que ganará la señora y que hasta el paquete puede incluir otro viaje a la luna. Sí tan pesaditos están. Eso sí, en el paquete no irá Sir Colin Davis por mucho que se pusiese en un lado de la balanza.Dice el refrán que «a río revuelto…» Pues las declaraciones tras cierto nombramiento -esperado por cierto- en un conocido centro musical que, para más detalles, acaba de ser beneficiado con un solar junto al Real por el Ayuntamiento de Madrid, hacen honor al susodicho refrán. Por muy grandes que sean dos artistas, por mucho que sus enfoques musicales se parecieran, no son razones suficientes para hacerlos amigos íntimos. No lo fueron por mucho que ahora se nos lo intente hacer creer. En mi país a eso se le llama «verlogenheit».Hay silencios que conmueven y otros que dan que pensar. Teresa Berganza mantiene uno de éstos con quien la recomendó para impartir clases magistrales en Santander el pasado verano. Fueron justo esas clases las que la entusiasmaron tanto como para aceptar hacerse cargo de la cátedra de Alfredo Kraus en la Escuela Reina Sofía. ¿Por qué, por qué tan largo silencio? Mucho me da que pensar… Por cierto que el nombre de la mezzo fue incluído en la baraja de la que había de escogerse el nombre del futuro responsable del Teatro de la Zarzuela. ¿Saben por qué se descartó? Adivina, adivinanza.Esa-Pekka Salonen, director musical de la Filarmónica de Los Angeles, acaba de recibir el encargo de componer una obra para la temporada del 2001 del Suntory Hall de Tokyo. Además de estar escribiendo una ópera, el pasado día seis dirigió con la Real Filarmónica de estocolmo su obra «Giro». El once de diciembre dirigirá otra de sus obras, «Sappho Fragments», dedicada a Dawn Upshaw, en Londres con la London Sinfonietta.
Unión Fenosa acaba de anunciar la convocatoria para el III Premio de Composición Musical «Virgen de la Almudena», que se fallará en mayo del 2000. La obra, para que no se les fundan los plomos a nadie, no puede pasar de veinticinco minutos de duración.
Al Secretario de Estado D.Miguel angel Cortés no paran de salirle enanos. Tras los Reales y los Prados le ha tocado turno a los teatros. En el de la Zarzuela no se ha podido, ni probablemente se pueda ya, grabar para la televisión «Don Gil de Alcalá» por culpa de las horas extras del personal del teatro. Los funcionarios no pueden hacer más de un determinado número de horas extras y es que, una vez más, no se puede meter todo en un mismo cajón de sastre. El teatro no saldría adelante sin esas horas y, por eso, quizá tengamos «La púrpura de la rosa» en versión de concierto en vez de como estaba previsto. Quizá tampoco veamos los Calderones tal y como estaban previstos. Las intrigas de cierto subdirector del INAEM están a punto de impedir que un grande de la escena venga a hacer su Calderón. Y es que el tope económico que hay para los directores de escena españoles quizá no se pueda aplicar a los extranjeros que son primeras figuras porque entonces no vienen. La vida no siempre es sueño…
Y en la Orquesta Nacional continúan sin solucionarse las cosas administrativas. No hay forma de que quien tiene que enterarse -que es nombre que ya ha salido en mis líneas- de que aplicar las escalas previstas en el decreto 30/84 no es crear una nueva orquesta de funcionarios, sino posibilitar que, dentro del régimen que están sus profesores pese a quien pese, pueda funcionar un conjunto de funcionarios con otros treinta que no lo son. Los agravios comparativos son muy peligrosos a veces.
Caro les salió a los chicos del Liceo el concierto de Muti, del que habría muxho que hablar. No por el célebre maestro italiano que actuaría gratis si llega el caso porque entinde que las relaciones públicas obligan a compensar alguna que otra vez la contínua y carísima presencia en España de sus huestes de la Scala. No, fue porque el bajo se subió a las nubes. El anunciado Carlo Colombara decidió no actuar y, como no se encontarba a mano ningún otro, hubo que traerlo de Milán con toda urgencia. Ildebrando D’Arcangelo vino en un jet privado contartado exprofeso. Lo dicho, por las nubes.
Fuego en el Teatro Real: la soprano Carla Maria Izzo, que debía cantar el papel de Desdémona en el «Otello» fue echada del teatro acompañada de un guardia de seguridad. La tensión fue enorme. El coro de la Sinfónica, que debuta, la aplaudió al llegar al escenario y fue más tarde convenientemente llamado al orden. Se adujo que no cantaba en los ensayos y que estaba enferma de gripe, pero cantar no cantaba nadie en los ensayos. Marcaban. Otras fuentes no oficiales achacan el despido a una alianza entre Renato Brusón y José Cura, cuyas voces quedarían apagadas por la de Izzo. Y otros sostienen que fue el rechazo del director de escena la causa del despido. Claro que la mejor y la más fiable sería aquella de otras voces que indican que la soprano habría presentado sendas demandas en españa e Italia por acoso sexual de alguien del reparto con más poder que ella. En el teatro se habla por lo bajinis de un caso de «puritanismo». ¿Cuál será la verdad? El caso es que Izzo fue sustituída por Elena Prokina y el personal del teatro tiene prohibido hablar públicamente del asunto.

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