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Pitney, un clásico
Por Publicado el: 27/04/2006Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Olvidos

Olvidos
Hay olvidos que sólo son posibles desde la ignorancia, la mala fe o el amiguismo. Un caso claro lo acabamos de tener en la entrega de la medalla de plata de la Semana de Cuenca a Antonio Moral. Vaya por delante la excelente labor realizada por Moral, que volvió a dotarla de una personalidad propia e indudable interés.
La Semana de Música Religiosa nació en la Semana Santa de 1962 de la mano de Antonio Iglesias, su fundador y primer director técnico. Durante las siguientes dos décadas, ayudado por Odón Alonso, diseñó unas programaciones que apostaron por la música española, en las que abundaron los estrenos y encargos a casi todos nuestros compositores. Veinte años después y contando con más medios económicos, les tomó el relevo Pablo López de Osaba. Permaneció hasta 1993 y, al igual que sucediera en el Museo de Arte Abstracto, su labor fue digna de elogio, inscribiéndolo en la Asociación Internacional de Festivales.
En la XXXIII edición empezó una nueva andadura que se encomendó en sus direcciones técnica y artística a Ismael Barambio e Ignacio Yepes. Coincide esta etapa con la inauguración del Auditorio de Cuenca, la apertura de un seminario de investigación musical, lla reapertura del Instituto de Música Religiosa, la presentación de la Orquesta de Cadaqués como residente del Festival y la presencia de Radio Nacional en casi todos los conciertos. Se produce, sin embargo, un descenso general de la Semana tanto a nivel artístico como de audiencia.
Pues bien, según lo escuchado en el acto mencionado al principio, Moral llevó a una cima lo que era un valle de tinieblas. Mal está que un alcalde -no conozco ni me interesa su adscripción política- se dedique a criticar los responsables de anteriores etapas. Mal está que sea desmemoriado intrínseco o por voluntad y que hoy ni Iglesias ni Osaba pinten nada -placas en San Miguel aparte- y mal está también que Moral -seis años de responsabilidad de los cuarenta y cinco- no reconociera los trabajos de sus antecesores de forma explícita. Tres preguntas: ¿tienen estos la susodicha medalla? ¿estamos ante ignorancia, amiguismo o mala fe? ¿o se trata de reescribir la historia?

Gonzalo ALONSO

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