Ivo Pogorelich

La Fundación Excelentia despide su temporada 17/18 con un magnífico broche final. Un concierto a cargo del magistral pianista Ivo Pogorelich junto a la Orquesta Sinfónica de Galicia y su director titular, Solodeniouk. Será los próximos días 30 de mayo en A coruña, 31 de mayo en Madrid y 1 de junio en Alicante.

La velada promete ser inolvidable, gracias a la presencia de grandes intérpretes y a un exigente programa, que hace honor al título del ciclo, Grandes Clásicos. El «Concierto para piano y orquesta nº2» de Rachmaninov y la «Sinfonía nº4» de Tchaikovsky. El nº 2 de Rachmaninov se construyó bajo una forma y melodía de grandes proporciones, que le encumbró a lo más alto de su Rusia natal a comienzos del siglo XX. Por su parte la «Sinfonía nº4» se estrenó en San Petersburgo el 22 de febrero de 1878, en ausencia del compositor, orquestada para tres flautas, dos oboes, dos clarinetes, dos fagots, cuatro trompas, dos trompetas, tres trombones, tuba, timbales, percusión y cuerdas.

Ivo Pgorelich estudió en la Escuela Central de Música rusa con Yevgueni Timakin. Más tarde se graduó en el Conservatorio Chaikovski de Moscú y en 1976 se convirtió en alumno de Aliza Kezeradze, que le transmitió la tradición de la escuela Liszt-Ziloti. Tras ganar el Concurso Casagrande en Terni, Italia, y el Concurso Musical Internacional de Montreal, sus interpretaciones tuvieron repercusión tras el escándalo que provocó su eliminación del Concurso Internacional de Piano Frédéric Chopin en Varsovia en 1980. Su primer concierto tuvo lugar en el Carnegie Hall en 1981, debutando también en Londres el mismo año. Desde entonces, ha tocado con las orquestas más prestigiosas del mundo como la Orquesta Sinfónica de Boston, Orquesta Sinfónica de Londres, Orquesta Sinfónica de Chicago, Orquesta Filarmónica de Viena…

La colaboración de Pogorelich con la OSG se remonta a octubre de 2008, con un concierto en el Palacio de la Ópera de A Coruña bajo la dirección del entonces titular de la orquesta Víctor Pablo Pérez. Precisamente, el mito del piano saltó a la fama por no ganar el Concurso Chopin de Varsovia y, después, en los años ochenta y noventa, se convirtió en uno de los personajes más mediáticos de la música clásica.