AL AYRE ESPAÑOL

El placer de la primera vez

Al Ayre Español. Dir.: Eduardo López Banzo. Obras de José de Torres, Arcangelo Corelli, Juan Francés de Iribarren y Carlos Seixas. Auditorio Nacional de Música, Sala de cámara. Jueves 12, 19.30 h. Entre 10 y 20 €.

Al ayre Español

¿Se imaginan que sus obras favoritas de repente se transformaran en unas desconocidas para ustedes? ¿Se imaginan qué clase de reacción tendrían de poder escuchar por primera vez una música que ya han escuchado decenas de veces y que aman sin reservas? Recuperar el placer de la primera vez en el repertorio clásico no es fácil, porque una y otra vez se repite el mismo repertorio en todas las salas del mundo. Se programa para satisfacer la memoria no el interés por lo nuevo. Por eso cuando algún intérprete traspasa esa línea y propone música nueva, o mejor dicho, no escuchada machaconamente, hay que celebrarlo. Es lo que suele suceder en los conciertos del grupo Al Ayre Español.

A los conciertos de este grupo les suele suceder tres cosas. Primera: son buenísimos porque el grupo tiene una gran calidad técnica. Segunda: son innovadores, porque suelen incluir músicas no manidas, músicas para descubrir; para encontrar esa ‘ primera vez’ a la que me referí arriba. Y tercera: tiene el grupo una característica que abunda poco en el mundo de la interpretación barroca, una muy fluida manera de plantear la comunicación con el público, con lo que se convierten en verdaderos espectáculos.

Al Ayre Español dice la música de manera viva, y nunca pesada. Y se enfrenta, como es el caso, a repertorios prácticamente desconocidos. En el que nos ocupa ahora, una fiesta de villancicos barrocos, los habrá de José de Torres (1670-1378), Juan Francés de Iribarren (1699-1767) y del portugués Carlos Seixas (1704-1742). Pero entre estos nombres intercalará el de Arcangelo Corelli, con una sonata instrumental, quizá como punto de unión o muestra de una diletante pero maravillosa música pura. No veo razones para que a nadie se le pase este concierto del ciclo Universo Barroco. El placer de la degustación musical está servido en buena mesa. Pedro González Mira