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Por Publicado el: 20/03/2023Categorías: Entrevistas

Riccardo Muti: “La gente está cada vez más interesada en mirar que en escuchar”

Escribe Kyle MacMillan en el diario Chicago Sun Times que con la pronta despedida de Riccardo Muti como director titular de la Sinfónica de Chicago “cada una de sus actuaciones está cargada de un significado y una emoción singulares”. El maestro asumió el puesto en 2010, convirtiéndose en el décimo director titular del conjunto. Con esta orquesta ha abordado obras cumbre del repertorio y estrenado mundialmente 15 nuevas composiciones. Su fructífera relación, aclamada internacionalmente, se ha materializado con 11 grabaciones, 3 de ellas premiadas en los Grammy, y múltiples giras por todo el mundo.

Riccardo-Muti-y-la-Sinfonica-de-Chicago

Riccardo Muti y la Sinfónica de Chicago

Chicago completa una constelación de ciudades que definen la vida personal del director italiano y cada una de sus orquestas, etapas trascendentales de su trayectoria profesional. Recuerda: “Florencia es la ciudad donde todo comenzó. Mis hijos nacieron allí. Londres fue mi primer gran paso internacional. Filadelfia fue mi primera gran orquesta estadounidense. Berlín me acompañó durante años, especialmente durante el período de Karajan, y luego, por supuesto, Salzburgo. Mi orquesta actual es la Orquesta Sinfónica de Chicago, a la que quiero mucho. Pero la Filarmónica de Viena es la orquesta de mi vida. Desde 1971 hasta hoy, no ha habido un solo año para mí sin ellos”. El motivo: “más que cualquier otra orquesta en el mundo, la Wiener Philharmoniker ha conservado las raíces de su gloriosa tradición: el fraseo típicamente vienés, imposible de explicar, el color, el sonido”.

Las razones de esta veneración sintetizan los valores musicales que Muti despliega en esta entrevista para Die Zeit, que resume en un respeto a la música más allá del ego, del artífico, la voluntad del autor como única autoridad. Crítico con el espectáculo que rodea la dirección orquestal – “Hoy en día, la «gimnasia de podio» está muy de moda, porque la gente está cada vez más interesada en mirar en lugar de escuchar, quieren el elemento de espectáculo”, subraya -, Muti confiesa que su oficio es agridulce por naturaleza: “Mientras dirigimos, tenemos en mente una representación ideal de lo que queremos lograr, pero es una idea que nunca podrá realizarse al cien por cien. La perfección no existe: una, dos, diez, veinte pequeñas piezas de un mosaico que al final no encajan. Uno de los momentos más difíciles y desagradables es cuando has hecho feliz al público, pero no estás satisfecho con tu actuación. Te inclinas y te esfuerzas por hacer una expresión agradable pero, si quieres ser honesto, piensas en lo que no lograste”.

Su vida en el podio comenzó con dos punzadas de intuición. La primera, en su último año como estudiante en el Conservatorio de Nápoles cuando le invitaron a dirigir la orquesta: “me paré frente a esta orquesta de estudiantes y comencé a dirigir. Después de dos o tres minutos era como si el brazo actuara por sí solo. Y sentí que mi profesión debía ser esa”, recuerda. La vocación se confirmó poco después, cuando Nino Rota, entonces profesor en el Conservatorio de Bari, le aconsejó que hiciese de la música su profesión: “mereces la calificación más alta por cómo interpretas, pero no tanto por cómo lo has hecho hoy sino por lo que harás mañana”.

Riccardo Muti Concierto Año Nuevo 2018

La mención de Nino Rota y el instinto definido que ya manifestó en sus primeros años como estudiante conducen la conversación hacia la música actual, que sopesa sea cual sea su género: “la música tiene su propia sustancia: incluso con música ligera, ya sea pop, rock o la llamada música clásica contemporánea, inmediatamente sientes si tiene valor. Hoy en día hay miles de compositores en el mundo cuyas obras se interpretan una o dos veces, luego desaparecen y ya no interesan a nadie”, reflexiona. A este respecto, aclara su posición en dos puntos: “creo, aunque me contradigan cientos de veces, que nuestro sistema biológico está calibrado en el sistema tonal. Si la música de los siglos XVII al XX se basa en la sensación melódica de la resolución de la disonancia, la música clásica de hoy, en cambio, es muy racional, se basa en nuevas armonías y combinaciones de sonidos, en el uso cada vez más complejo de la percusión. Desencadena en nosotros sensaciones que al principio nos excitan, pero de las que no queda nada. Por lo tanto, es muy posible que todavía no se pueda prescindir de este sistema melódico”; y en segundo lugar, considera que “la llamada música clásica se vuelve cada vez más complicada. Entre uno [lo popular] y otro se ha creado un extraño abismo, parece que ya no hay puntos de contacto. Ya no tiene nada que ver con la música que “mueve el corazón de todos”. Pero, a pesar de lo políticamente correcto, debemos tener el coraje de decir lo que es indispensable para la convivencia humana”.

Sobre la coherencia de la corrección política, Muti defiende que “cuando solo insistimos en lo que podemos o no podemos decir o hacer, deshumanizamos a la humanidad”. “Es importante que las próximas generaciones sepan lo que estaba permitido en el pasado, para bien o para mal”, comenta en relación al montaje de Un ballo in maschera que dirigió en Chicago, en cuyo primer acto mantuvo la frase «sangre inmunda de los negros » del libreto original, pronunciada por un juez blanco que define así a la adivina Ulrica. “Es una frase monstruosa. Verdi, sin embargo, poniéndolo en boca del juez blanco, lo pone en ridículo, lo desenmascara. No sólo eso: el gobernador de Boston y sobre todo Oscar, su paje, la defienden y, con razón, se expresan para que se utilice el indulto. Es correcto, por lo tanto, que la gente sepa lo que se escribió y por qué. Cambiarlo sería hacer de Verdi un racista”.

Esta coherencia también se impone en su relación profesional para con el repertorio: “la Pasión según Mateo de Bach o la Missa Solemnis de Beethoven son verdaderas cumbres, tienen algo de metafísico. Me tomó cincuenta años enfrentarme a la Missa Solemnis. Me dediqué a Verdi y Mozart mucho más intensamente que otros colegas y hay una razón: Verdi y Mozart nos hablan, nos hablan de nosotros mismos en toda nuestra tragedia burlesca. Si buscas consuelo, tienes que escuchar a Mozart, que nos dice quiénes somos, y a Verdi, que concluye con: “Todo en el mundo es una broma, el hombre nació bromista”.

Lea la entrevista completa aquí.

2 Comments

  1. María Delgado 21/03/2023 a las 17:18 - Responder

    Son los escenógrafos y regisseurs quienes están interesados en que el público se interese más por lo visual, porque de esa manera le quitan protagonismo al cantante. Pero cuando sobre el escenario hay verdaderas voces de ópera, el público lo reconoce fervientemente. A nadie engañan con una puesta que avasalle la obra o al cantante. En la ópera varias artes confluyen pero minguna está por encima del canto mismo.

  2. Carlos 23/03/2023 a las 19:42 - Responder

    Excelente este artículo.

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