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Por Publicado el: 13/12/2012Categorías: Crítica

SIEGFRIED (R. WAGNER). Teatro de la Maestranza de Sevilla

SIEGFRIED (R. WAGNER). Teatro de la Maestranza de Sevilla. 12 Diciembre 2012.

 Continúa la tetralogía wagneriana en Sevilla, que llegará a su fin el año próximo. Como en las entregas anteriores, la producción ofrecida es la de La Fura dels Baus, con dirección escénica original de Carlus Padrissa, que procede del Palau de Les Arts de Valencia, donde se estrenó en el año 2008, volviendo a verse en un ciclo seguido del Anillo del Nibelungo al año siguiente. La dirección de esta reposición ha corrido a cargo de Allex Aguilera.

Esta producción es bien conocida por los aficionados y no solamente por los que pudieron verla en Valencia, ya que existe un DVD comercial, que incluso ha obtenido premios internacionales. La buena impresión que dejaron las entregas anteriores de La Fura dels Baus en Valencia se vieron confirmadas también en la producción de este Siegfried, aunque el tiempo no pasa en vano y hoy el factor sorpresa ha desaparecido y no levanta la misma admiración, al menos entre los que ya la habíamos visto anteriormente.

 

                                                                                        Escena. Acto I

Si tuviera que destacar algo en esta producción, no tendría  duda en señalar las preciosas proyecciones en video de Franc Aleu, y, particularmente, el arranque del tercer acto, con unas imágenes espectaculares de una cadena montañosa, en donde luego descubrimos que se sitúa la roca de Brünnhilde. El viaje de Wotan por la cadena montañosa en busca de Erda y el posterior de Siegfried en busca de Brünnhilde son auténticamente espectaculares. En el primer acto de este Siegfried Carlus Padrissa aprovecha para volver a mostrarnos imágenes de las anteriores entregas de su producción, siendo de gran belleza la aparición de unas hermosísimas imágenes de Sieglinde, cuando Siegfried pregunta a Mime por su madre.  Muy interesante el juego de las imágenes de las cabezas del Wanderer y Mime durante la escena de los enigmas, aunque las mencionadas imágenes son las de Petra María Schnitzer y Gerhard Siegel, , que son quienes cantaron originalmente en Valencia, como Sieglinde y Mime. El acto II queda algo por debajo de lo que se puede esperar de la imaginación de La Fura, a pesar de la presencia de un dragón metálico articulado y un Pájaro del Bosque no demasiado espectacular. En este segundo acto hay exceso de movimiento, tanto por parte de los fureros como de los artilugios metálicos que llenan la escena, que acaban por distraer. Me quedo con las bellísimas  proyecciones del tercer acto, sin dejar de mencionar la aparición de Brünnhilde en una plataforma inclinada y redonda, rodeada de fureros portando antorchas. Vestuario adecuado a la idea de la producción, obra en este caso de Chu Uroz y buena también la iluminación de Peter Van Praet.

 

                                                                                       Escena. Acto III

La dirección musical estuvo en manos del titular de la casa, Pedro Halffter, cuya actuación fue bastante irregular. No es fácil dirigir y mantener la tensión en esta ópera tan larga, pero la dirección de Halffter dejó bastante que desear en los dos primeros actos. Fue una lectura bastante plana y hasta rutinaria, controlando bien las fuerzas a su cargo, pero con una falta de tensión más que notable. Tras su tediosa lectura de los dos primeros actos, Pedro Halffter me sorprendió con un último  acto totalmente distinto, lleno de vida, inspiración y (¿por qué, no?) romanticismo. Los 81 minutos de este tercer acto pasaron en un pis pas. Si Halffter consiguiera que los dos primeros actos tuvieran la vida que ofreció en el tercero, estaríamos ante un notable director wagneriano. La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla ofreció también su mejor prestación en el mencionado último acto, mientras que su sonido resultaba mucho más apagado en los primeros actos.

 

                                                                                             Escena final

El reparto vocal reunido por el Teatro de la Maestranza tuvo una solidez indudable, sin puntos débiles, el menos en los personajes más importantes.

Lance Ryan volvió a ser el joven Siegfried y volvió a demostrar lo difícil que es salir airoso de este personaje. Se ha convertido por derecho propio en el joven Siegfried que quieren todo los grandes teatros de ópera y no es de extrañar, ya que tiene voz, poderío y buena presencia escénica. Respecto de otras ocasiones anteriores, le encontré muy comedido y hasta reservón en el primer acto, en el que en más de un momento parecía demasiado ligero y con volumen insuficiente, hasta el punto de parecer otro Mime. Todo cambíó a mejor  en los dos últimos actos y Lance Ryan volvió a ser el Siegfried que todos los aficionados conocemos, resultando plenamente convincente en todos los sentidos.

Había una nueva Brüunnhilde en Sevilla, ya que el año asado había sido Evelyn Herlitzius la protagonista en Die Walküre. Todos los aficionados conocen que la Brünnhilde de Siegfried es una especie de bálsamo vocal, que se sitúa entre  las dos terroríficas  heroínas wagnerianas que llevan su nombre. La soprano británica Catherine Foster, quien asumirá el rol de Brünnhilde en la próxima Tetralogía en Bayreuth, ha tenido un buen debut en Sevilla, que es además su primera aparición en España en una representación de ópera. Había tenido ocasión de escucharla anteriormente y mi impresión había sido muy positiva, aunque no todo funciona perfectamente y aquí se ha confirmado la impresión. El timbre no es de gran calidad en el centro, pero funciona bien, aunque en momentos resulta algo nasal, siendo su punto mas débil el registro grave,. Por el contrario, el registro agudo es espectacular de poderío, abriéndose de manera sorprendente y resultando infalible en toda esa zona. Aunque su figura es de auténtica valquiria, se mueve con facilidad en escena  y sabe expresar. En el panorama actual de escasez de voces dramáticas, Catherine Foster es una notable alternativa. Hoy es mucho más interesante que Jennifer Wilson, que fue la titular del rol en Valencia.

Lance Ryan y Catherine Foster.

El americano Alan Held hizo un buen Wanderer en términos vocales, con una voz poderosa y suficiente para el personaje. Como intérprete me resultó un tanto monocorde y corto de emoción. Cuando Siegfried rompe su lanza, tenemos que asistir emocionados a la caída del dios, pero la emoción no llegó hasta mi localidad.

Robert Brubaker dio vida a Mime y lo hizo con una voz poco habitual en el personaje. Su voz está mucho más cerca de la de un heldentenor que la de un tenor característico. Pocos reproches se le pueden poner vocalmente, excepto que no había mucho contraste con la voz de Siegfried en el primer acto. Escénicamente, no consigue convertirse en el punto de referencia en los dos primeros actos, como ocurre hoy con Gerhard Siegel o con Graham Clark hace unos años.

Gordon Hawkins fue un Alberich poco interesante. Digamos que cumplió, aunque sus notas altas ofrecen signos indudables de fatiga. Christa Mayer hizo una buena Erda, algo corta de misterio y de graves. El veterano Kurt Rydl ofreció buen volumen vocal en fafner, pero el baile de su voz es hoy difícil de digerir. Muy buena impresión la dejada por la joven soprano Cristina Toledo en el Pájaro del Bosque, con una voz agradable y muy adecuada para el personaje.

El Teatro de la Maestranza ofrecía huecos a simple vista, especialmente en las localidades superiores. La entrada andaría alrededor del 75 % del aforo. El público ofreció una cálida acogida a los artistas, dedicando bravos a Lance Ryan, Catherine Foster y Robert Brubaker. La representación comenzó con 7 minutos de retraso, algo habitual en Sevilla, y tuvo una duración total de 4 horas y 47 minutos, incluyendo dos intermedios de 53 minutos en total. Una duración estrictamente musical de 3 horas y 54 minutos, apenas 3 minutos más corta que la de Daniel Barenboim en La Scala el mes pasado. Los aplausos finales se prolongaron durante 6 minutos. El precio de la localidad más cara era de 105 euros. En los pisos intermedios los precios oscilaban entre 90 y 65 euros. La entrada más barata costaba 43 euros. José M. Irurzun

Fotos: Cortesía del Teatro de la Maestranza

 

 

 

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