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CRITICA: LA BATTAGLIA DI LEGANO (G. VERDI) EN HAMBURGO
Por Publicado el: 17/11/2013Categorías: Crítica

CRÍTICA: ‘I due foscari’ (Staatsoper de Hamburgo, 16/11/2013)

I DUE FOSCARI (G. VERDI)
Staatsoper de Hamburgo. 16 Noviembre 2013.

Con esta representación de I Due Foscari termina la trilogía verdiana de esta ciudad y con ella mi estancia en Hamburgo. Desde mi punto de vista es ésta la mejor de las 3 óperas de Verdi que se han programado aquí.

I Due Foscari  es la sexta ópera que compuso Giuseppe Verdi y su segunda colaboración con el libretista Piave. Para mi gusto personal estamos ante una de las mejores óperas de la primera época del compositor, aunque tampoco se represente demasiado, en lo que ha tenido que influir de manera decisiva su endeble y, en su mayor parte,  previsible argumento. Es una de esas obras en las que nada que no sea totalmente previsible pasa, hasta llegar a una gran escena final, riquísima musicalmente y sorprendente dramáticamente.

Vuelve a ofrecerse una producción de David Alden y su equipo, que en esta ópera consiguen quizá lo mejor de las tres que se ha representado en Hamburgo. La escenografía de Charles Edwards no se repite sino en la escena final, en la que volvemos a la sala del portalón, mientras que en el primer acto se ofrecen paneles móviles, que permiten rápidos cambios de escena, mientras que en el segundo estamos en una prisión subterránea, a la que se accede por una gran escalera. El vestuario de Brigitte Reiffenstuel parece responder a la época fascista, salvo el gran manto del Doge, cuando ejerce oficialmente su cargo. A destacar la iluminación de Adam Silverman, especialmente en la escena de la prisión, aprovechando muy bien el ambiente oscuro de la produccion.

La dirección escénica de David Alden se centra en los personajes, al seguir colocando al coro en una galería elevada, a forma de coro de tragedia griega. Los personajes están bien definidos y la historia se narra de manera efectiva. La escena mejor conseguida es la de la regata, donde David Alden demuestra lo que se puede hace con imaginación en un escenario. Sus góndolas merecían un aplauso, porque no eran sino fruto de su imaginación.

Absolutamente convincente la dirección musical de Simone Young. En Hamburgo ha tenido que dirigir en estos años mucha ópera alemana, incluyendo la Tetralogía wagneriana, pero ofrece una rara afinidad con la música de Verdi, que fluye de su mano de manera muy natural y convincente. Sin duda ha sido el gran puntal de estas representaciones verdianas y me quedo con ganas de volver a verla dirigir. Nuevamente, sacó una notable actuación de la Philarmoniker Hamburg. El Chor der Staatsoper Hamburg nos ha ofrecido en esta ocasión su mejor actuación, demostrando que se trata de un coro muy  importante.

Vocalmente, son muchas las exigencias que Verdi pone para los tres intérpretes principales de la obra. No son fáciles de resolver por ninguno de ellos. Aquí se ha contado con un trío solvente, aunque todos han tenido problemas.

El barítono polaco Andrzej Dobber fue un buen intérprete del Doge Francesco Foscari, mostrando una voz atractiva y amplia y un canto noble en el centro. Como todo no pueden ser alegrías, los problemas empezaban al ir la tesitura para arriba, de modo que todas sus notas altas eran siempre  abiertas y en forte, como si temiera seguir cantando a media voz, como lo hacía en el centro de la tesitura.  En la escena final tuvo problemas serios en esa página maravillosa que es Questa dunque è l’iniqua mercede, recuperándose para la parte final de la muerte.

Amarilli Nizza ofreció una voz amplia en la parte de Lucrezia Contarini, cantando con fuerza y temperamento en todo momento. A partir del centro el timbre pierde calidad y las notas más altas son muy problemáticas. Se tapa mucho con sus habilidades como intérprete.

Giuseppe Filianoti era Jacopo Foscari y me ha sorprendido su evolución vocal, ya que hacía casi tres años que no le escuchaba en directo. Su voz sigue siendo bellísima en el centro, teniendo ahora unos graves mucho más sonoros que entonces, pero el centro sigue siendo el de un lírico-ligero, con el problema añadido de que las notas más altas siempre se le han resistido y ahora, todavía más. En su escena de entrada  nos hizo temer lo peor, ya que sus notas altas eran problemáticas y quebradizas. Luego las cosas mejoraron y acabó de manera casi convincente, por mucho que su voz no es la que requiere el personaje del joven Foscari.

El bajo Ziyan Atfeh fue un Loredano con más cantidad que calidad, bastante basto.

En los personajes secundarios me gustó Maria Markina como Pisana y menos, Dovlet Nurgeldiyev como Barbarigo.

La  Staatsoper ofrecía una magnífica entrada, superior al 95 % del aforo. El público se mostró muy cálido, como todos los días. No faltaron bravos en los saludos finales para los tres protagonistas y para Simone Young. La mejor recepción fue para Andrzej Dobber.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración total de 2 horas y 20 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 1 hora y 49 minutos. Los entusiastas aplausos finales se prolongaron durante 8 minutos y pudieron haber sido más, si no bajan el telón.

El precio de la localidad más cara era de 107 euros. En el patio de butacas había hasta 6 precios distintos, siendo el más barato de 54 euros. La entrada más barata costaba 11 euros. Así uno se explica que se vea gente joven  en el teatro. Jose M. Irurzun

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