Jornada de puertas abiertas. Orquestra de la Comunitat Valenciana

Maneras y talentos

Jaume Santonja (director). Aida Gimeno (solista). Programa: Obras de Arriaga, Martín i Soler, Mozart, Garay y Schubert. Lugar: Palau de les Arts (Auditori). Entra­da: Alre­de­dor de 800 perso­nas. Fe­cha: 13 septiembre 2020

Ensayo OCV (c) Miguel Lorenzo

Celebró el Palau de les Arts su ya tradicional “Jornada de Puertas Abiertas” con el éxito popular de siempre. La iniciativa que en su día promovió Helga Schmidt sigue vigente como instrumento conveniente para atraer nuevos y jóvenes públicos al buque insignia de las artes escénicas en València. En esta ocasión y como no podía ser de otra manera entre tanta mascarilla, controles, geles hidroalcohólicos, termómetros, colas, distancias de seguridad, etc., etc., las “puertas abiertas” han perdido su espíritu libre y desenfadado para tornarse estricto recorrido para desembocar en el acto central: el concierto de la Orquestra de la Comunitat Valenciana (OCV) en el Auditori, dirigido en esta ocasión por el valenciano de Bocairent Jaume Santonja (1986). Como solista, la joven soprano Aida Gimeno.

Santonja es uno los más internacionales músicos de la Comunitat Valenciana. Actual director asistente de la Sinfónica de la Ciudad de Birmingham y con una agenda cada día más activa, sobre el podio delata maneras, talento y saber hacer. Su gestualidad es, por otra parte, elegante, directa y natural. De ahí que las versiones escuchadas el domingo al frente de la OCV estuvieran impregnadas de ese buen hacer, aunque también faltara la pericia de una batuta más ducha, capaz de pulir el sonido en ocasiones desajustado de una Orquestra de la Comunitat Valenciana que no tuvo el domingo precisamente uno de sus mejores días.

El poco cuidado sonido de los violines en la infantil obertura de Arriaga que abrió el largo programa (la en fa menor, opus 1); el descontrol en la peligrosa aria de Don Giovanni (el popular “Mi tradi…”, cantado por Aida Gimeno con más vértigo que cabreo); o la falta de aliento lírico y popular en la juvenil Quinta sinfonía de Schubert (19 años cuando la compone) fueron carencias de un programa en el que también se escuchó una versión de aliño de la más que discreta Primera sinfonía del asturiano Ramón Garay, quien en 1790 firma esta obra que abre el catálogo de sus comprensiblemente olvidadas diez sinfonías. Santonja tuvo el valor y el mérito de asumir este programa tan clásico y desigual como cargado de riesgos y trampas, además al frente de una orquesta con la que jamás había trabajado. La obligada colocación de las pantallas de metacrilato ante los instrumentistas de viento, la nada sencilla acústica del Auditori y la común desnuda escritura clasicista tampoco contribuyeron a redondear el muy aplaudido trabajo del director bocairentino.

La soprano segoviana Aida Gimeno, del Centre de Perfeccionament ex-Plácido Domingo, tiene a sus 23 años un buen presente y, sobre todo, un ilusionante camino por delante para crecer y afianzar la realidad de sus muchas condiciones y talentos. Su voz y su veteranía se antojan aún demasiado lozanas para abordar en condiciones un aria tan exigente como el “Mi tradi quell’alma ingrata” que canta Doña Elvira en el segundo acto de Don Giovanni. La belleza vocal puede ganar en color y la dicción en claridad. Menos apretada, más a sus anchas y mejor acompañada anduvo en las dos arias de la ópera bufa Il tutore burlato del valenciano Martín i Soler que abrieron su actuación. Éxito inapelable de todos ante un público generoso y entusiasta que agotó las localidades disponibles y aplaudió todo con juvenil entusiasmo. ¡A seguir! Justo Romero

Publicada el 16 de septiembre en el diario LEVANTE