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Por Publicado el: 31/08/2006Categorías: Crítica

El juguete de Mozart

Quincena donostiarra
El juguete de Mozart
«Mitridate» de Mozart. R.Croft, N.Or, M.Persson, I.Bohlin, C.Lee, P.Bertin. Les Musiciens du Louvre. M. Minkowski, director. Auditorio Kursaal. San Sebastián, 30 de agosto.
Desde los primeros acordes de la obertura, dirigida a toda vela por Minkowski, uno no deja de sorprenderse de que esta ópera fuese compuesta por un niño de apenas catorce años. Cierto es que se trata de una obra sin apenas acción escénica que más que una ópera resulta una sucesión de arias, incluso no existe ese coro tan típico en una tragedia griega, pero también es cierto que momentos como el largo aria de Sifare “Lundi da te”, con un precioso acompañamiento de trompa en su inspirada melodía, nos descubren ya plenamente el genio de Mozart. ¿Cómo podía entonces tener tal dominio de la orquesta y las voces? Un auténtico misterio. La escritura vocal de este juguete es inclemente con las voces, principalmente con las de Mitridate, el tenor protagonista, y Farnace, contratenor, pues se hallan plagadas de coloraturas y notas extremas.
Por los motivos que fuera, “Mitridate” se puso de moda en todo el mundo, existiendo varias grabaciones con una de reparto espectacular –Sabatini, Dessay, Bartola, Asawa y un jovencísimo Flórez- dirigida por Rousset. Minkowski la llevó al Teatro Real hace un año y después, con diferentes batutas, se ha ofrecido en Barcelona y Granada. La extensa partitura de tres horas precisa cortes, no ya en los recitativos, sino incluso en la ristra de arias. Minkowski no duda en aligerar media hora su duración e incluso en alterar la colocación de algunas páginas. Es un acierto, que se acumula a su gran eficacia a la batuta, siempre vibrante y enérgica. Esta música hay que interpretarla con el nervio con el que él o Bolton la abordan. Un nervio que en ningún momento pierde elegancia.
Richard Croft cantó con línea y musicalidad, estupendo en el aria con el que se cerró la primera parte de la ópera en concierto, a pesar de sus limitaciones en el registro agudo. Al mismo alto nivel se movió la Sifare de la soprano Mih Persson, perfecta en la aria ya citada y uno de los momentos cumbres de la interpretación. La voz de Netta Or es en cambio de muy inferior calidad tímbrica y el contratenor Pascal Bertin hizo lo que pudo, y nada mal, con el victorino que le tocó al cancelar el anunciado Bejun Mehta. Ese Farnace es mucho Farnace. Cumplieron Ingela Bohlin y Colin Lee en el resto de los personajes. Este Mozart, aligerado y tan bien interpretado, no puede sino deleitar. Gonzalo Alonso

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