Francisco Coll suena y resuena en la Sala Rodrigo

PALAU DE LA MÚSICA. Ciclo de reapertura de la Sala Rodrigo. New European Ensemble. Tito Muñoz (director). Christopher Bouwman (oboe). Programa: Obras de Coll, Van der Aa y Carter. Lu­gar: Palau de la Música (Sala Rodrigo). Entrada: Alrededor de 300 espectadores. Fecha: jueves, 2 noviembre 2023

New European Ensemble

En el surtido y bien pergeñado “ciclo de reapertura de la Sala Rodrigo” del Palau de la Música, le ha llegado el turno a la música de Francisco Coll (1985), uno de los más brillantes y lúcidos valores de la creación sonora del siglo XXI. En presencia del propio compositor valenciano, que reside en Suiza, sus obras fueron desgranadas y ennoblecidas por los instrumentistas del New European Ensemble, conjunto de sólidas calidades que, bajo la dirección eficaz y efectiva del estadounidense Tito Muñoz, se adentró con solvente virtuosismo en un enjundioso programa, completado con obras del holandés Michel van der Aa y de Elliot Carter. La velada incluía el estreno de la última obra de Coll, Taleas Oblicuas, un concertino para oboe y conjunto de 14 músicos defendido en su virtuosismo sobresaliente por el oboísta Christopher Bouwman.

La música de Coll siempre sorprende, siempre es nueva y novedosa. Lo es y mucho este flamante concertino para oboe, cargado de exigencias, registros, potestad y efectos sorprendentes; no solo en el instrumento solista, sino también en el conjunto instrumental, con el que el oboe establece un incisivo y agudo diálogo en el que dinámicas, registros y tesituras se expanden hasta límites extremos, casi inalcanzables. Bouwman, maestro del oboe y artista de primera, destinatario de la nueva composición, convirtió el reto en una exhibición de los recursos y potencialidades del instrumento cuando está en manos de un creador y un intérprete que, como es el caso, andan plenos de imaginación, talento y fina sensibilidad. Dice Coll que en su concertino ha escuchado las músicas de Telemann. Posiblemente, el compositor barroco alemán se hubiera quedado maravillado con esta nueva referencia del repertorio. También, desde luego, con la versión espectacular de Bouwman, solista fundacional de la Orquestra de la Comunitat Valenciana.

Antes, y con el propio Bouwman integrado en los atriles del New European Ensemble,  se escuchó Piedras, obra que Coll escribió en 2009, recién llegado a Londres, cuando comenzó su fructífero y duradero vínculo con Thomas Adès, a quien está dedicada. Un Coll de 24, fascinado e influido por el surrealismo, por Ligeti, “por las cosas que me obsesionaban en ese momento”. El casi monográfico programa se completó con Simetrías líquidas, página estructurada en cuatro breves secciones, nacida en 2013 y cuya escritura sinuosa y exigente revela una paleta indagadora dueña de su propia plenitud.

Las dos obras que redondearon la velada eran muy disímiles entre ellas y también con la música incomparable de Coll. Mask, nacida en 2006 para “conjunto y banda sonora” de la mano del holandés Michel van der Aa (1970), no pasará a la historia. Menos aún si llega enmarcada por las músicas de Coll y del siempre joven Elliot Carter (1908-2012), quien en el año 2000, cuando contaba 92 años, ultima ASKO Concerto, pieza reveladora de quien fue, es y será uno de los grandes de la creación estadounidense.

Todo el programa fue enaltecido por las versiones perfectas y matizadas del New European Ensemble, conjunto fundado en Holanda, en 2009 -el año que Coll compone Piedras-, que hizo gala de fidelidad a sus principios fundacionales: “Narrar historias a través de la música con el objetivo de reflejar, desafiar, inspirar y profundizar nuestra comprensión de la experiencia humana y nuestro entorno”. Un modelo. Un ejemplo. Sobresalientes instrumentistas entre sus atriles empeñados en ser “ensemble”. Triunfan de pleno en el propósito. También en un concierto que a punto estuvo de colmar las 409 camerísticas butacas de la Sala Rodrigo. ¡Qué bien suena y resuena! Justo Romero.

Publicado en el diario Levante el 4 de noviembre de 2023