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Por Publicado el: 06/03/2012Categorías: Crítica

GUINJOÁN, “CARTA BLANCA”

GUINJOÁN, “CARTA BLANCA”

Orquesta y Coro Nacionales de España
RAVEL: Alborada del gracioso, GUINJOÁN: Música para violonchelo y orquesta, Trama, STRAVINSKY: El pájaro de fuego. Luis Claret (violonchelo), Orquesta Nacional de España. Dir.: Ernest Martínez Izquierdo. Auditorio Nacional, Madrid, 4 de marzo de 2012.

La “Carta Blanca” a un compositor, constituye, a lo largo de las ocho series celebradas, uno de los mejores logros de la etapa de Josep Pons como Director Artístico y Musical de la Orquesta Nacional: Hans Werner Henze, George Benjamin, Henri Dutilleux, Elliot Carter, Sofía Gubaidulina, Cristóbal Halffter, Osvaldo Golijov y, en la edición en curso, Joan Guinjoán (Riudoms, 1932), han marcado las excelentes retrospectivas dedicadas a estos iconos de la creación musical. Como en los casos previos, la “Carta” a Guinjoán es multidisciplinar; incluye dos conciertos sinfónicos –el primero de los cuales es la base de esta reseña-, dos de cámara, un recital de obras pianísticas, una exposición, una proyección cinematográfica en la Filmoteca –la ópera “Gaudí”-, un coloquio y, fundamental, un soberbio libro de 230 páginas coordinado por José Luis García del Busto.
Dos obras orquestales del maestro catalán formaron parte de la sesión de la Orquesta Nacional. La “Música para violonchelo y orquesta”, de 1975-78, revisada en 1980, comienza con una sorprendente y nada corta, 5 minutos y medio, cadencia para el solista, en esta ocasión el mismo que hiciera nacer la obra, el tan virtuoso como poeta del sonido Lluis Claret (Andorra, 1951): como explicita García del Busto en sus sabias notas, la cadencia en cuestión es la base de toda la obra y de hecho vertebra la espectacular partitura, una impresionante exhibición de sapiencia instrumental por parte del compositor, que jamás “tapa” al violonchelo en una progresión sin pausas, con un diálogo prácticamente ininterrumpido entre solista y conjunto. Por otra parte, “Trama”, de 1983, es una de las obras más difundidas del tarraconense: ganadora del primer Premio de Composición “Reina Sofía” de la Fundación Ferrer Salat, y brillante finalista en su día del premio Koussevitzky de música contemporánea –tema este ignorado en libro y programa de mano-, la página sigue resultando hoy tan brillante, imaginativa y carga de fuerza como el día de su estreno, y en donde timbres y ritmo (subrayados hace años por Gómez Amat) infunden alma a un tejido sónico poliédrico.
Elegidos por Guinjoán como “compañía”, Ravel (“Alborada”) y Stravinsky (“Pajaro de fuego”) sonaron admirables en la versión de un director en alza permanente, Ernest Martínez Izquierdo, aliado a una Nacional que, como es su costumbre, se volcó en el nada fácil programa. José Luis Pérez de Arteaga

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