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Por Publicado el: 15/12/2013Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Justicia, señoría

Justicia, señoría

“Giustizia, giustizia Sire!”, así comienza una de las escenas más bellas del “Don Carlo” verdiano. De forma muy similar se inicia esta semana este artículo. En este caso pidiendo a su señoría que haga justicia a la demanda de Jesús López Cobos en defensa de su honor. Para que no haya lugar a dudas sobre mi imparcialidad en este asunto voy a revelar un par de hechos. De un lado que yo fui responsable en gran parte de la llegada de López Cobos al Teatro Real como director musical. Sugerí su nombre a la comisión ejecutiva, realicé los sondeos oportunos y elevé una propuesta que se cerró un agosto en la Quincena donostiarra. El tiempo pasó y el maestro, ante algunas de mis críticas a actitudes y direcciones orquestales, pidió por escrito por tres veces mi cese como miembro del patronato del teatro. Así pues nuestra relación personal ha pasado a ser prácticamente inexistente, pero lo cortés no quita lo valiente y López Cobos tiene toda la razón en el caso que hoy nos ocupa.

La vista tuvo lugar el pasado día 4. Recordemos los hechos: Gerard Mortier realizó en febrero una entrevista al diario austríaco “Kurier” plagada de declaraciones falsas y lesivas para el maestro: “Jesús Lopez-Cobos era director titular cuando yo llegué a Madrid.  Pero él apenas trabajaba con la orquesta.  Tuvimos que echarlo”. Es obvio que López Cobos no podía dejar pasar tales afirmaciones, realizadas en un medio importante de un país en donde dirige habitualmente y en el que su nombre es respetado. Ni el maestro se comportó como un vago en el Real, sino más bien todo lo contrario (presentó propuestas para mejorar la orquesta y Marañón pasó por alto todas sus peticiones) y ahí la causa de muchos problemas con el presidente del patronato, y Mortier no podía expresar el “tuvimos” ya que López Cobos ya no había renovado contrato cuando él llegó al teatro y siguió trabajando en él hasta terminar su periodo contractual. Por tanto, “falso de toda falsedad”.

El periodista del “Kurier” confirmó previamente las declaraciones de Mortier, pero no acudió a la vista. La representación legal de Mortier presentó un certificado médico y excusó la presencia de aquél por hallarse en “fase terminal”. Los representantes del Real declararon con esas medias verdades a las que acostumbran “No le echamos, pero tampoco le renovamos”, faltando también a la realidad ya que López Cobos fue quien decidió no renovar.

Su señoría debe saber que Gerard Mortier se halla enfermo, pero no en fase terminal, que ha acudido recientemente a ensayos y ruedas de prensas de las óperas “La conquista de México” y “The Indian Queen” y que los días 11 y 12, apenas siete días después de su incompadecencia ante su sala, ha estado en el Teatro Real y todosle han visto. Puede acudir a “sus” óperas pero no a un juicio. La justicia no puede perder la imparcialidad porque el culpable de un delito se encuentre enfermo. Señoría: ni puede dejarse tomar el pelo ni, supongo, dictar resoluciones injustas a sabiendas. Lo que está en juego no es la gravedad de la enfermedad de Mortier –“Está muy grave, pero qué bien nos ha venido” afirmaba en el hall con descaro un altísimo representante del Real- sino la reputación de un director de orquesta. Lamento enormemente la enfermedad de Gerard Mortier y entiendo su actitud: si en España la justicia va como va, ¡cómo no voy a aprovecharme yo!, pero también entiendo que López Cobos no puede acabar como el refrán: “cornudo y apaleado”. Gonzalo Alonso

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