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Por Publicado el: 08/06/2014Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

La dinastía Borbón y la música

Reina y Mehta2

Los Reyes y la música

A nuestros Reyes se les ha visto bastante en salas de ópera y conciertos. Se sabe bien que la auténtica aficionada es la Reina, educada en la música desde niña así como su hermana Irene, pianista de cierta calidad.

A Don Juan Carlos no le gusta tanto la música pero en la saga de los Borbones sí que hay antecedentes musicales. Así el primer Borbón, Felipe V, que se enamoró de los cantos del célebre castrato Farinelli, que vino a España para unos días, tras pasar por Viena, Londres y París y terminó viviendo veinticinco años. Sus cantos parece que amortiguaban la depresión del rey hasta el punto de otorgársele la Cruz de Calatrava. Utilizó su influencia con Fernando VI en favor de la ópera italiana, pero se retiró a Bolonia al llegar al trono Carlos III. Fernando VI tuvo como maestro de música a Sebastián Albero y su esposa, Bárbara de Braganza, contó con Scarlatti como maestro de música en el arte del clavecín, quien compuso en Madrid multitud de sonatas. Ya en época de Carlos III toman el relevo Boccherini, Martín y Soler, etc, pero con este monarca la vida musical en la propia corte perdió mucha importancia. A cambio se crearon teatros como el Real Coliseo Carlos III de El Escorial. El infante Don Gabriel construyó en esta villa la Casita de Arriba para celebrar conciertos de cámara y él mismo recibió clases de José de Nebra y del Padre Soler. Carlos IV, aunque prefería la pintura y sobre todo la caza, amó los instrumentos de cuerda, dejó la música en manos de Gaetano Brunetti y adquirió los Stradivarius que se conservan en el Palacio Real. Fernando VII tendió hacia lo italiano e Isabel II inauguró el Teatro Real en 1850 con «La Favorita» y el Teatro de la Zarzuela en el día de su cumpleaños en 1856. Se contaba que tuvo como amante al conocido músico y aventurero de la época  Temístocles Solera.

Reina y Rostropovich

Nuestros Reyes reinauguraron el Real en 1997, teniendo la Reina un papel importante en su cambio de uso. También inauguraron el Teatro del Escorial con una selección de «Don Carlo» en 2006. No fue fácil vencer resistencias para tener presentes a los reyes con la obra de Verdi, como tampoco fue fácil la reapertura del Real con Falla. La Reina seguía con frecuencia los conciertos en un palco lateral del Real y no se perdía ni una de las «Pasiones según San Mateo» que dirigía Frühbeck de Burgos. Acudió a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando cuando el maestro, que se encuentra muy enfermo y acaba de anunciar su retirada, recibió el Premio de la Fundación Jacinto Guerrero. Tuve entonces el honor de pronunciar el discurso laudatorio y la oportunidad de charlar con la Reina. «Tiene usted una voz preciosa», me piropeó y comprobé que su entusiasmo por la música es aún mayor que sus conocimientos. Adora el barroco. La mejor escuela de música del país lleva su nombre. La relación de sus amigos músicos es muy amplia, sobresaliendo Menuhin, Rostropovich y Mehta, a quien conocieron siendo aún jóvenes príncipes en una cena que tuvo su miga. El Rey se ha decantado más por Gergiev. La música no es realmente lo suyo y tuvo que sufrir, hasta que se cansó y lo expresó, las galas de las noches de reyes que promovió Domingo. Los futuros reyes no han dado muestra de una especial afición musical, pero nunca es tarde si la dicha es buena, aunque tengan primero que olvidar incidentes como el acaecido en el Liceo hace un año. Gonzalo Alonso

Escuela Reina Sofía

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