“¡Era mejor Cappuccilli!”, en Parma aun vibra la ópera
“¡Era mejor Cappuccilli!”, en Parma aun vibra la ópera

Piero cappuccilli
En los teatros italianos con más solera la ópera se vive aún con una pasión que ya no se encuentra en otros lugares. A veces recuerdan a las mejores plazas de toros. El público vibra, se emociona y se enoja… y todo lo comparte. A veces incluso se establecen diálogos con los propios artistas. Sucedió el otro día, en Parma, un feudo histórico, preñado de traición y noches para el recuerdo.
El barítono Luca Salsi se disponía a conceder un bis durante una representación de Andrea Chènier, en la que también ofrecieron regalos Saioa Hernández y Gregory Kunde. Pero antes de que regresara el canto, una señora entre los asistentes exclamó en voz bien alta, clara y audible: “¡Era mejor Cappuccilli!”. Salsi supo encajarlo con gran deportividad. “Señora, tiene usted razón”, le replicó desde el escenario. ¡Qué público!
Lo mejor de algunos teatros italianos (no A la Scalla que es una atracción turística antes, durante y después de cada función) es ver que el público sabe que va a ver y muchos, aunque se comporten como en el salón de su casa luego, cuando llega el aria X se callan,mandan a callar a todos los que estaban importunando y les notas una emoción que no ves en otros teatros. Eso es particularmente cierto en teatros como el Massimo de Palermo. El público se comporta como en el siglo XIX cuando no apagaban las luces…pero, sí, qué público! Muy auténtico.