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Por Publicado el: 15/04/2016Categorías: Recomendación

¿Músicos raros? Sí, gracias

Harding

¿Músicos raros? Sí, gracias

Prosigue La Filarmónica su ciclo de conciertos, que titula con el nombre de la obra que considera base en cada caso. Así, esta semana lo presenta como “Sinfonía del Nuevo Mundo”, con lo que el asunto no puede estar más claro. Pero atraigo mi recomendación de turno hacia esta entrega no solo porque se podrá escuchar una de las obras más singulares de la historia del sinfonismo romántico, sino por la presencia en el mismo de dos intérpretes no menos singulares: Daniel Harding y Maria João Pires. Además de fijarme en el programa, compuesto por la citada novena y última sinfonía de Dvorak y el Concierto para piano y orquesta núm.2  de Chopin, haré lo propio acerca de los intérpretes que ´opinarán´ sobre estas músicas.

      El currículo de Daniel Harding es espectacular. Y la aceptación del público de sus maneras de hacer música, de su estilo, es grande. Sin embargo, para este humilde ´opinador´, la velocidad con la que este todavía bastante joven maestro (40 años; un crío para esta profesión) ha desarrollado su carrera hasta este momento ha empañado en más de una ocasión otros logros conseguidos, y prácticamente al mismo tiempo. Para mí Harding es, pues, uno de esos directores que los críticos solemos bautizar como desiguales. Y quizá la máxima singularidad de este artista, así, es la importante oscilación existente entre sus trabajos menos y más interesantes. Pero como lo que últimamente le he escuchado puedo calificarlo de excelente, me atrevería a decir que quizá esté alcanzando una primera muy estimable madurez. Así, por ejemplo, no hace todavía dos años el sello Decca publicó una Sinfonía Alpina dirigida por él que me sorprendió mucho por la claridad, decisión y exactitud  con la que allí quedaban resueltos los muchos problemas que tiene esa maravillosa obra, quizá el poema sinfónico de Richard Strauss más difícil de exponer, y desde luego el de más compleja realidad orquestal, a veces al borde de lo inasumible por una agrupación sinfónica. Harding, que es director musical de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Suecia, al frente de la cual nos visita, tiene una magnífica ocasión para insistir en esa estupenda línea interpretativa, pues lidiará una de esas obras que tienen la rara virtud de gozar a la vez de una popularidad inmensa y una calidad extrema. Quizá séptima y octava sean sinfonías de mayor concepto musical que el de esta, pero Dvorak consiguió para su ´Del Nuevo Mundo ´ una música de impulso insuperable, amalgamado a un mensaje poético de rara pero directa belleza. Obra maestra donde las haya, que ´sin embargo´ se entiende y disfruta desde el minuto uno. En realidad, una obra que define la casta de La Filarmónica a la hora de programar. Sin complejos.

     La otra singularidad de este concierto es la presencia de la Pires. Ya sé que para muchos decir esto es de pedantes; todo el mundo admite que se trata de un genio y punto. Vale. Pero permítaseme que no me incluya en esa mayoría. Opino que, efectivamente, Maria João Pires es una grandísima pianista y músico (sobe todo esto último),  pero nunca acepté de manera incondicional que fuera en el mismo grado una extraordinaria intérprete. A lo largo de su carrera, mis dudas han ido surgiendo no tanto por la frecuente heterodoxia que anidan sus creaciones, sino más bien por la falta de un criterio común para abordar la música del Clasicismo, campo en el que se la suele tener como auténtica campeona. Me encanta como profesora, pedagoga, animadora cultural y músico de cámara (quizá sobre todo como camerista), pero no tanto cuando decide cambiar de criterio como el que cambia de camiseta al abordar al piano autores  como Mozart, Beethoven o Schubert. Ahora bien, precisamente en esos  cambios  tan brutales de un concierto a otro, encuentro la principal razón para volver una y otra vez a escucharla. El ejercicio es muy pedagógico y revelador, pero también una gozada para aquellos que, como yo, al menos racionalmente, piensen que una misma música puede ser muchas cosas distintas según unas circunstancias u otras, según unos días u otros. En todo caso, esta vez Pires tocará Chopin, que a mi juicio es un músico que siempre entendió muy bien, no hay más que escuchar su soberbia grabación de los Nocturnos para comprobarlo. En fin, la Pires es siempre para mí noticia, porque nunca podré saber de antemano ante qué Pires voy a estar. ¿Músicos raros? Sí, gracias. Pedro González Mira

Maria João Pires, piano. Orquesta Sinfónica de la Radio de Suecia. Dir.: Daniel Harding. Obras de Chopin y Dvorak. Jueves 21, 19.30. Entre 39 y 128 €.

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