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Por Publicado el: 29/12/2023Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Segundas partes de Thielemann en Viena

En su emblemática cita de inauguración del año, la Filarmónica de Viena recibirá el 1 de enero de 2024 a Christian Thielemann. El maestro alemán subirá por segunda vez al podio del Musikverein e introducirá una novedad en la propuesta: la inclusión de una pieza de Bruckner en el año en que se celebra el bicentenario de su nacimiento. Será la versión orquestal de Quadrille, una pieza para piano a cuatro manos, realizada por el compositor austriaco Wolfgang Dörner. Era algo obligado, ya que una de las tradiciones del concierto más famoso del mundo es incluir piezas de compositores de los cuales se conmemora un aniversario.

- Artículos de Gonzalo Alonso Beckmesser

Christian Thielemann

El concierto, retransmitido por la ORTF austríaca a todo el mundo desde la Sala Dorada de la Musikverein, se ha convertido en todo un ritual, precedido por otro ritual, esta vez deportivo: los saltos de ski. Su origen data de 1939, cuando lo dirigió Clemens Kraus el 31 de diciembre. A partir de 1941 se convirtió en concierto de año nuevo, pero su internacionalización llegará en 1954, cuando el concertino de la orquesta, Willy Boskowsky, asumió la dirección durante 24 años. Cuando éste se jubiló, le sucedió Lorin Maazel. Los miembros de la orquesta decidieron, vista la popularidad alcanzada, que cada año fuese dirigido por un maestro de fama internacional, permitiéndole introducir algo personal, pero sin variar la base de valses y polcas de la familia Strauss. En el repertorio hay dos obras invariables: el vals El Danubio azul de Johann Strauss, hijo, con el que finaliza el concierto como bis y la Marcha Radeztky que el público acompaña con palmas. Ésta se interpretó por primera vez el 1 de enero de 1946. Josef Krips era el director y, según una nota de los archivos de la Filarmónica de Viena, la marcha se interpretó antes del Vals del Danubio Azul como primer bis. También resulta inevitable la felicitación coreada por los miembros de la Filarmónica de Viena, tan convencional como esperada, respondiendo a un protocolo muy estricto en el que nada queda al azar. Y, cómo no, las flores que decoran la sala. Luego el disco y dvd ya anunciado días antes. Con el concierto y su grabación los músicos de la orquesta se hacen de oro.

También constituyen un rito, en este caso televisivo, las actuaciones del Ballet de la Ópera de Viena, en palacios vieneses como el de Schönbrunn o en directo en el propio Musikverein, una sala con un aforo de unas 1.800 butacas más 300 puestos de pie. Los precios oscilan entre los 40 € de las entradas de pie y los 1000 € de las mejores. No es fácil obtenerlas, ya que a la venta salen sólo entre 700 y 800 localidades, que se obtienen apuntándose a un sorteo un año antes del evento. La reventa alcanza precios astronómicos.

Puede parecer fácil dirigir las piezas breves que componen el programa de este concierto, pero es todo lo contrario. Primero por la cantidad de veces que las hemos escuchado bajo las batutas tan diversas como Boskovsky,  Karajan, Kleiber, Pretre, Kleiber, Jansons, Dudamel, Ozawa, Mehta, Maazel, Barenboim,  Muti o el mismo Thielemann y las comparaciones son inevitables. Luego porque la Filarmónica de Viena puede tocar este repertorio sin director, como de hecho alguno de ellos, Barenboim p.e.,  ha dejado hacer en alguna obra. Quien está al mando ha de imprimir una personalidad propia que encaje con la orquesta y eso no es sencillo. Muti se ha convertido, con seis intervenciones, en el director vivo que más veces ha dirigido este evento.

Christian Thielemann, tras colaboraciones en la Deutsche Oper de Berlín, en Gelsenkirchen, Karlsruhe, Hannover y Dusseldorf, en 1988 se trasladó a Nuremberg para ocupar el puesto de Generalmusikdirektor. En 1997 regresó a su ciudad natal, Berlín, para dirigir la Deutsche Oper hasta 2004, cuando pasó a ser director musical de la Filarmónica de Munich, cargo que ocupó hasta 2011. Además de su puesto en la Staatskapelle Dresden, ha sido director artístico de la Festival de Pascua de Salzburgo, donde la Staatskapelle actuó como orquesta residente entre 2013 y 2022. Importante fue su paso por Bayreuth. Tras su debut en 2000 fue su asesor y luego Director Musical. En pasado septiembre fue designado para suceder a Daniel Barenboim como director musical general de la Staatsoper Unter den Linden a partir de la temporada 2024/25.

Christian Thielemann mantiene una estrecha colaboración musical con la Filarmónica de Viena desde el año 2000, con la que dirigió su primer Concierto de Año Nuevo en 2019. Tras una grabación de referencia de las Sinfonías completas de Beethoven, Thielemann y la Filarmónica de Viena se embarcaron en un proyecto, durante la pandemia, para la integral de las sinfonías de Bruckner de cara al aniversario de 2024.

El programa de este año comprende obras de Karl Komzák, Johann Strauß II, Josef Hellmesberger hijo, Eduard Strauß, Carl Michael Ziehrer, Hans Christian Lumbye y el citado Bruckner. Veremos si Thielemann es capaz de imprimir más alegría y menos seriedad que en 2019. Gonzalo Alonso

 

2 Comments

  1. Jose 04/01/2024 a las 11:31 - Responder

    Solo me gusto con Danubio, el resto de concierto no, muy Vagner.
    Concierto el de este año vulgar

  2. Jose 04/01/2024 a las 11:32 - Responder

    Es mi punto de vista y mi opinión

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