El Mundo publicó el sábado 5 de abril en su edición de Sevilla un artículo firmado por Juan María Rodríguez, dentro del la serie «Los pliegos sin cordel», bajo el título «(A)normalidad» en cuyo último párrafo se dice texualmente:
«Los rumores de retorno de Juan Carlos Marset a Sevilla -rumoreado futuro consejero de cultura como resultado de la letal ecuación entre su rápido (y previsto) desgaste en el INAEM que no ha tardado demasiado en enloquecer y quedar como unos zorros bajo su arbitrario y caprichoso mando (la última víctima, la Orquesta Nacional, cuyo gerente ha dimitido) y del habitual cambio de cromos gubernamentales entre esto y Madrid- tiene sumidos en un conato de depresión a varios responsables culturales andaluces, rabiosos y atónitos ante la posibilidad de que la caótica apisonadora de Marset regrese a Sevilla con mando en plaza. El asunto es serio -porque es personal: no pueden soportar ni la invasiva aparatosidad de su talante ni su gestión sin solidez económica, frívola y voluble- y puede costarle la cabeza a alguno de nuestros mejores gestores. Socialista, por supuesto.