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Por Publicado el: 29/05/2022Categorías: Sin categoría

100 años de Iannis Xenakis, compositor de vanguardia

Hoy se celebra el primer centenario del nacimiento del compositor, ingeniero y arquitecto, figura clave en la cultura del siglo XX

Iannis-Xenakis

Iannis Xenakis (c)Michele Daniele

Entre las abundantes etiquetas con las que se definen la vida y obra de Iannis Xenakis, quizás sea la de vanguardista la más apropiada, aplicada tanto a su actitud en la vida como a su posición frente a la creación. Desligar ambas sería simplemente rozar el legado de una personalidad prolífica, ambiciosa y visionaria, cuyos principios y motivaciones continúan resonando. “No se trata solo de hacer sonidos y música, sino también de transformar al hombre”, sentenció en una entrevista.

Nacido en Rumanía el 29 de mayo de 1922, pasó su adolescencia en Grecia. Su ingreso en la Universidad de Atenas coincidió con la invasión alemana e italiana, y Xenakis se alistó en el bando comunista para combatirla. Mientras se encargaba de la protección de un grupo de ciudadanos, estalló un obús en el edificio y la metralla le alcanzó el ojo, atravesando la parte izquierda de su rostro. Esta experiencia – el ruido de la guerra, el caos de las manifestaciones y el ritmo de la metralla – se vuelve fuente de reflexión constante y define su gramática musical.

Como él mismo precisaba, el impacto de la metralla, el “rayo que traspasó el ojo” fue su “segundo nacimiento”, el que le iluminó su objetivo en la vida: hacer música. “Mi revolución no será política sino musical”, auguró. Desvelada su vocación, su carácter insurrecto, observador e insaciable le alejaba de la idea convencional de compositor.

Pabellon-Philips

Pabellón Philips – Le Corbusier/Xenakis

En 1947 huye de Grecia, donde es condenado a muerte por su afiliación al bando comunista, y desembarca en París, donde gracias a un compañero exiliado contacta con Le Corbusier, para quien comienza a trabajar como ingeniero. Es en estos años cuando Xenakis empieza a cultivar la relación entre arquitectura y sonido: la gramática y recursos musicales resuelven problemas espaciales y de forma y viceversa.

Xenakis visita a Honegger y Darius Milhaud, ofreciéndose como aprendiz, pero ninguno comprende su escritura. Solo Olivier Messiaen le anima, en 1953, a indagar y ejercitar su personalidad. De nuevo la sensación de nacimiento: de las clases a las que asistía como oyente, Xenakis anota que la música hay que tocarla con los dedos para llegar a su esencia. Entonces, el papel milimetrado sustituye a las partituras. En lugar de pentagramas se vale de dibujos y formas que recrean gráficamente lo que sucederá con el sonido, visualizando la composición como si fuese un plano. A esta época pertenecen Metástasis (1955), Pithoprakta (1955/56) y Concrete PH, una obra electrónica compuesta para la inauguración del Pabellón Philips.

Las posibilidades compositivas que abre la concepción de los ordenadores como instrumento musical obsesionan a Xenakis, que entra en contacto con el Groupe de recherches musicales (GRM): ya no compone con sonidos sino los propios sonidos.

Xenakis-estudio-Metastasis

Xenakis – estudio Metástasis

El descubrimiento de esta manera de crear y ciertas diferencias con Le Corbusier ponen fin a su relación y Xenakis se sumerge en la creación musical. La música granular, lo que él mismo denominaría estocástica, y la incorporación de las teorías matemáticas a su concepción musical le permiten moldear físicamente el sonido, tratarlo como sustancia, tal y como la física y el cálculo le permitían jugar con el espacio. Orient-Occident, Nomos alpha y los Politopos son fruto de este periodo: “Mi música propone un concepto de masa, no una yuxtaposición de melodías. No es polifónica, sino una música de transformación de masas”.

Igualmente relevantes son en su obra la naturaleza y la mitología, que devuelven a Xenakis a sus raíces griegas, creando música inspirada en la antigua civilización: aquí destacan Polla ta Dhina, basada en la Antígona de Sófocles (1962); Oresteïa, inspirada en Esquilo (1965/66); y Médée, con textos de Séneca (1967). Las culturas orientales, africanas y asiáticas, cuya música pudo escuchar en París, enriquecieron el imaginario de Xenakis, una influencia clara en su obra para percusión, que se vuelve más exigente, virtuosa y demandante físicamente. Especial atención merecen sus obras Pléides y Rebonds’

Estudio-de-terretektorh

Xenakis – Estudio de Terretektorh

Impulsado por su trasfondo como arquitecto, Xenakis trabajó distintos formatos de concierto: desde la instalación lumínico-musical a la inmersión del público en la orquesta, que requería nuevos espacios musicales, la redefinición del auditorio. Su obra Terretêktorh, distribuye a los 88 músicos, cada uno con su propia línea, entre la audiencia. Esto acaba tanto con la diferencia escenario-platea como con la división de la orquesta por secciones.

En 1974, con la caída de la dictadura en Grecia y la consecuente amnistía, Xenakis regresa a su país después de un exilio de 27 años. 40.000 personas y los dirigentes del Gobierno griego se reencontraron con el compositor como asistentes a la monumental instalación en la Acrópolis de Micenas que diseñó para conmemorar su regreso: el Polytope Mycenes Alpha.

Xenakis continuó componiendo, entrelazando disciplinas y construyendo sonidos hasta 1997, cuando concluyó su última obra, ‘O-Mega’, en referencia a la última letra del abecedario griego.

En las últimas semanas se ha podido escuchar su obra en el Festival RESIS 2022 de A Coruña, con el conjunto gallego ARXIS Percussion Group; en el Auditorio de Zaragoza, con la Orquesta de Cámara OCAZEnigma; y en el Museo Reina Sofía de Madrid, de mano del Grup Instrumental de València, dentro de la temporada del CNDM.

Metástasis:

Rebonds B:

Polytope Mycenes Alpha:

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