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Reflexiones en torno a los divos de ayer y hoy
Por Publicado el: 18/08/2007Categorías: Diálogos de besugos

Dos críticas opuestas a la «Tosca» santanderina

¿Cómo es posible tanta diferencia de criterios? Juzguen ustedes mismos.
ABC
«Tosca» sin pasión
Festival de Santander
«Tosca» de G. Puccini. Intérpretes: A. Raspagliosi, V. Borin, A. Gazale. Dir. esc.: H. de Ana. Dir mus.: G. Neuhold. Lugar y fecha: Palacio de Festivales de Cantabria. Santander. 14 de agosto.
COSME MARINA
Después de abrir el FIS con una «Sonnambula» de alto vuelo escénico, Hugo de Ana demostró que, con aproximaciones similares, no siempre se acierta. De hecho, su «Tosca» pasó sin pena ni gloria, porque su mirada cinematográfica dejó a un lado la impronta teatral, arrinconándola hasta arruinarla, envuelto todo el desarrollo de la acción en una trama paralela, en una película en la que la ópera acabó convirtiéndose en una mera banda sonora. La interacción de géneros acaba generando híbridos insípidos como este fallido montaje de De Ana, en el que el drama queda en un segundo plano, envuelto en un esteticismo vacuo e incluso, mareante, por el exceso de imágenes que saturan al espectador.
Tampoco ayudó, precisamente, el acercamiento musical en exceso rotundo de Günter Neuhold al frente de la Orquesta del Teatro Nacional de Ópera de Lituania. Neuhold buscó una lectura casi sinfónica de la partitura perjudicando notablemente a un reparto ya justo en roles de envergadura pero que aún se vio más perjudicado con la opulencia musical que emanó del foso.
Annalisa Raspagliosi cantó una Floria Tosca discreta y no convincente. A su interpretación le faltó solidez interpretativa y vocal. Eso sí, cantó correctamente el «Vissi d´arte» y le puso ganas a un empeño al que aún le queda madurez para afrontarlo con el esplendor que se merece. Tampoco fue más allá del aprobado el tenor Valter Borin, entregado Mario Cavaradossi, pero con emisión opaca, a la que le faltó brillo, sobre todo en el registro agudo.
Los mayores problemas de la noche los evidenció el barítono Alberto Gazale en el segundo acto, con alguna entrada a destiempo y desajustes vocales evidentes. Su Scarpia no fue más allá del histrionismo. El resto de los intérpretes cumplieron con suficiencia al igual que el coro en una noche desvaída en la que faltó esa garra pucciniana que a nadie deja indiferente.

EL MUNDO
Una ‘Tosca’ espectacular y brillante
TOMAS MARCO
El Festival de Santander ha presentado una versión de la Tosca de Puccini verdaderamente atractiva gracias a la puesta en escena, que incluía decorados, figurines y luces, de Hugo de Ana. La originalidad y espectacularidad del intento no se deben a una versión estrambótica, de las habituales, ni a cambiar fechas y lugares de la acción, sino a una imaginación que usa dobles proyecciones para establecer desde un decorado virtual a una explicación extra de la trama que viene muy bien. Todo resulta espectacular y hermoso y saca al peculiar escenario del Palacio de Festivales todo su partido. Musicalmente también funciona óptimamente gracias a la excelente labor del director Günther Neuhold que lo llevó todo con exactitud, agilidad y notable sentido musical.
Tosca es un título muy conocido que suele ser pasto habitual de grande divos pero que, en realidad, lo que necesita es cantantes con buen rango profesional que sepan transmitir la desbocada pasión latente en la extraordinaria música de Puccini y que, a ser posible, sean buenos actores. Todo ello lo tiene Analisa Raspagliosi, que seguramente fue la triunfadora de la noche por un papel servido con mucha altura en lo vocal y convincentemente actuado. Junto a ella lució Alberto Gazale, que encarna al barón Scarpia, el malo malísimo de la trama. Es un barítono muy notable y un buen actor que además nos dio la imagen no habitual del personaje que suele aparentar mayor pero que en este caso tenía una juventud que hace aún mas ominosa su condición de verdugo.

Pero Tosca es una ópera donde se han lucido los grandes tenores en sus dos conocidas arias: Recóndita armonía y Adiós a la vida. Valter Borin es sin duda un tenor valiente y animoso de timbre vocal interesante. Me pareció que tenía en esta ocasión algún problema físico que le afectaba, pero se defendió con toda dignidad. Los pequeños papeles fueron asumidos muy acertadamente por Nicolò Ceriani, Domenico Colaianni, Cristiano Oliveri, Ernesto Muñoz, Juan Bautista Rocher y Xavier de la Fuente. La Escolanía Easo estuvo muy acertada y la Orquesta Nacional de la Opera de Lituania se mostró muy lucida gracias a la manera en que Neuhold, verdadero artífice junto a Hugo de Ana, de la calidad de la función, la supo hacer brillar.

La Tosca de Santander ha sido algo más que un buen punto de inflexión festivalera, También marca la manera de hacer buen teatro musical en teatros de no grandes posibilidades escénicas cuando las cosas se suplen con imaginación y sin las extravagancias tan habituales que en lugar de explicar las óperas procuran embrollarlas.

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