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Claudio el grande
Por Publicado el: 26/01/2014Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

El dispendio en la ópera

El dispendio en la ópera

El pasado diciembre se celebraba en el Teatro Real la subasta bautizada como “La almoneda del Real”. El título, no precisamente acertado, reflejaba una subasta de objetos pertenecientes a producciones del teatro. Experiencias similares se han dado en las Óperas de París o Londres. En la casa se considera un éxito su resultado y posiblemente lo sea: la colocación de 285 lotes de los 400 ofertados, la recaudación de unos cincuenta mil euros y la ganancia de espacio en los almacenes de containers de producciones. Sin embargo el asunto merece un par de consideraciones.

La primera de ellas surge al repasar las óperas a los que pertenecen los objetos: “Carmen”, “Aida”, “Macbeth”, “Don Giovanni”, “El viaje a Simorgh”, “Faust-bal” o “La Dolores” hasta alcanzar doce títulos. Títulos unos de obras que sólo vivieron una vez, títulos otros que se han repetido en la programación con producciones diferentes. ¿Tiene lógica incurrir en costes a los que seguidamente me referiré para obras que se sabe no se repetirán? ¿Tiene lógica que en 15 años de vida llegue a representarse un mismo título con tres producciones diferentes?

La segunda consideración surge tras la simple observación de las piezas. Realmente sorprende el dispendio al que se llega en los teatros de ópera, porque es de suponer que no haya sido algo exclusivo del Real. Era toda una muestra manifiesta del nuevo rico en la cultura. Baste señalar que los trajes, por cierto espectaculares en sus sedas, de Ginebra y Morgana para una ópera con tan pocas posibilidades de reutilización como “Merlín” salían a subasta a 2.800 y 1.500€ respectivamente. Ello quiere decir que en su día costaron aún más. Nadie cayo en la tentación, pero sí hubo quien -sería curioso conocer con qué finalidad- se llevó el Packard de “Don Giovanni” por 7.800€. Son cifras que marean como partes mínimas de producciones y que explican junto al caché de los divos, que no justifican, los elevados costes de las producciones de los teatros y, naturalmente, los precios de las localidades. Es éste un tema aún más lacerante en el Real, convertido posiblemente en el teatro más caro de Europa con la butaca de estreno a casi 400€. Los videos de Viola para “Tristan” o la barbaridad económica de los próximos “Cuentos de Hoffmann” revelan que allí siguen sin entender.

Decía Muti hace bien poco que los registas alemanes han arruinado la ópera. Ciertamente se refería, con razón, a posteriores a Wieland Wagner, Felsestein, Rennert o Friedrich y bastantes italianos los han imitado. Cuando uno se mete en el túnel del tiempo con el dvd de  “La forza del destino” de 1958 en Nápoles -Tebaldi, Corelli, Bastianini, Christoff, Dominguez, Capecchi- percibe todo cuanto han cambiado las cosas. No podemos volver a aquello pero sí, siguiendo el consejo de Verdi, “dar un paso atrás, que será un paso adelante”. Gonzalo Alonso

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