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En memoria de Birgit Nilsson
RITMO, 75 años
Por Publicado el: 01/01/2006Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

LA MÚSICA EN EL 2005

LA MÚSICA EN EL 2005

El año 2005 ha supuesto la inauguración de un nuevo trasatlántico lírico, el Palau de les Arts valenciano, aunque no empezará a funcionar hasta la segunda parte de 2006. Habrá que echar mucha leña a su enorme caldera para mantenerlo navegando. El par de conciertos inaugurales no respondió a las expectativas generadas, pero en estos meses aún hay tiempo para acabar de definir el proyecto y montar la estructura organizativa. Ambas cosas son lo que también habrán de realizarse para poder inaugurar, con un festival a finales de junio, los Teatros de El Escorial. Dos auténticas salas para teatro y ópera –en absoluto un auditorio- que levantarán muchas envidias cuando sean dadas a conocer. La Comunidad de Madrid tiene un importante reto cultural: hacer realidad las palabras de su Presidencia en el acto de la colocación de la primera piedra “Lo importante no es este contenedor sino el contenido que vendrá”. En Madrid capital sigue faltando en cualquier caso un auditorio que complemente al de Príncipe de Vergara, convertido en la gran factoría de música del país y con su agenda repleta.
Ha sido un año relevante para algunas de nuestras instituciones musicales. La OCNE parece haber encontrado finalmente un camino para el futuro, sin duda gracias a los conocimientos y buen hacer de José Antonio Campos desde la dirección general de un INAEM que el año próximo cambiará de estructura para poder adaptarse a los nuevos tiempos. Ello repercutirá en la JONDE, el Auditorio Nacional y cuantos organismos dependen del instituto. El Coro encontró nueva titular y, muy posiblemente, el 2006 traiga un cambio en la gerencia de la orquesta. Ésta realizó una gira por México, mientras la ORCAM era invitada por segunda vez a la Bienal de Venecia para realizar estrenos de obras líricas de autores españoles, a Fez y a Metz. Por su parte la Orquesta de Valencia tocaba en las Semanas de Nueva Música de Zurich y la OBC termina el año en Viena. En cambio nuestros artistas no se lucieron en sus deberes estivales porque, si quitamos la conexión de Pésaro, queda bien poco: Beaumont cantó en Salzburgo y Cantarero en Savolina bajo paraguas liceista. Domingo dejó claro todavía quien es quién en los títulos que mantiene en repertorio y en el estreno de “Cyrano de Bergerac”. Maazel y Barenboim hicieron su agosto en Valencia y Andalucía, donde parece sobrar el dinero para tracas musicales. También se hicieron de oro, además de darnos a conocer una parte importante de sus obras, Henze y Benjamín, catapultados por la ONE en sendas “cartas blancas” con el apoyo intenso del Real en el caso del alemán. Y, hablando de dineros, el gran mecenas de los últimos años, Alberto Vilar, el que se suponía había repartido más de 220 millones de dólares entre las más famosas instituciones del mundo, ingresó en prisión acusado de estafar a un inversor.
Es obligado reseñar el gran paso adelante dado en la comercialización a través de cds y dvds por nuestras instituciones, con ingentes publicaciones del Liceo y en menor número del Real, a quien sin embargo corresponde la producción estrella de “El barbero de Sevilla”, premiada por nuestros críticos en múltiples apartados. En cambio no ha resultado un buen año para Radio Clásica, con errores de bulto en algunos programas y decisiones cuestionables en sus retransmisiones. Hubo también cumpleaños, los 75 de Ritmo y los 20 de Scherzo.
Los cambios se han dejado sentir en todo el mundo. La Scala, tras los enfrentamientos entre Fontana, Meli y Muti, colocó por vez primera a un francés en su cúpula. Lissner logró enfocar un proyecto en poco tiempo y salir airoso con un joven de treinta años seguidor del Manchester, Harding, de una problemática apertura de temporada. Peter Gelb tomó el relevo en el Metropolitan y, tras un proceso poco ejemplar para Alemania, Nagano aterrizó en Munich. Renato Palumbo sucedió en Berlín nada más y nada menos que a Thieleman y Mortier empezó sus temporadas en La Bastilla. Josep Caminal abandonó el Liceo tras una labor ya histórica, para ser sustituido por Rosa Cullell y Antonio Moral ocupó en el Real el lugar de Emilio Sagi. Muchos cambios sin duda.
El público ha empezado a reaccionar ante los abusos de los directores de escena –esos que refleja Boadella en su “Manhattan” madrileño- con sonoras protestas a espectáculos que han sido llevados a la prensa con titulares tan significativos y definitorios como “Tamino viaja el asilo”, “Wagner va de camping” o “Hule, formica y dúralex”.
Termina un año, en el que entre otros nos dijeron adiós Giulini, Comissiona, de Los Ángeles, Cappuccilli, King, Berman o Manuel Castillo, con una desagradable impresión, reflejo de la censura que empieza a ejercerse en muchos campos de nuestra convivencia. En Granada, Santander, Sevilla y otros lugares se han producido coacciones o limitaciones de libertad, por parte de organizaciones o cargos políticos, que no puedo dejar de mencionar y que han afectado a varios compañeros de la profesión. Parece como si los mensajeros volviésemos a resultar incómodos y uno tiene la convicción de que cada vez resulta más difícil ejercer la información o la crítica independiente.

Gonzalo ALONSO

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