Nos cuentan que…

La lamentable falta de mano izquierda de la ministra de Cultura, Carmen Calvo, puede provocar una tormenta de dimensiones impredecibles en el Teatro Real. Después de lograr que el ex director del Reina Sofía, Juan Manuel Bonet, cansado de no obtener respuestas, dimitiera de su cargo antes de que ella lo destituyera, la ministra sumó el miércoles otra cabeza en su galería de trofeos: la hasta entonces gerente del coliseo madrileño, Inés Argüelles, se marchó cansada de «la incertidumbre generada por la ministra». Pero, según todos los indicios, la sangría no ha terminado en el Teatro Real, pues Carmen Calvo tiene fijados sus ojos (¿su guillotina?) en el cuello de Emilio Sagi, director artístico. La ministra ya ha ofrecido el puesto a tres personas, entre ellos el francés Stéphane Lissner, que ya llevó las riendas del teatro durante la controvertida época de Elena Salgado, hoy ministra de Sanidad. Lissner ha dicho «no» porque sus tareas al frente de los festivales de Viena y Aix-en-Provence no se lo permiten. Pero la cabeza de Sagi está amenazada y ya veremos si, en el caso de caer, otra ilustre testa -la del prestigioso director musical del Real, Jesús López Cobos-, también hace mutis por el foro. López Cobos pidió estabilidad para poder trabajar bien, y que el equipo gestor-artístico-musical quedara a salvo de vaivenes políticos. Y ahí llegó Carmen Calvo…
EL MUNDO, 5-09-2004