Muere el compositor y musicólogo Peris Lacasa

José Peris Lacasa se mantuvo activo casi hasta el día de su muerte porque vivió en completa armonía con la música y componer le daba la vida como lo hace el oxígeno.

«El compositor y el artista en general debe ser honrado. Uno ha de ser honrado en todos los ámbitos de la vida, al margen de lo que nos toca vivir en esta sociedad tan complicada. Y ser generoso, regalar a la sociedad lo que haces, como microcreador, gracias al regalo que te dio el macrocreador del Universo. Y no olvidemos que la música es muy importante: la gente se entiende mejor si acostumbra a oír música».

Peris nació en Maella (Zaragoza) en 1924. Comenzó su aprendizaje musical en esta población y la continuó en el Conservatorio de Zaragoza. Después de su traslado a Madrid, inició sus estudios en el Real Conservatorio Superior de Madrid, donde estudió piano con Enrique Aroca y Javier Alfonso, armonía y contrapunto con Enrique Massó y Julio Gómez y composición y órgano con Jesús Guridi.

Al finalizar sus estudios obtuvo el Premio Extraordinario de Composición y el Nacional de Fin de Carrera. Gracias a una beca del Ministerio de Educación de Francia pudo estudiar en París con Nadia Boulanger, ampliando sus estudios de orquestación y composición con Darius Milhaud. En 1952, impresionado por la música de diversos compositores alemanes como Orff, Hindemith o Henze decidió marchar a Munich para estudiar con Carl Orff (compositor de absoluta referencia en el desarrollo de su estilo compositivo).

Amigo, entre otros muchos, de Severo Ochoa (en cuyo homenaje compuso un cuarteto) y Penderecki (que dirigió sus obras en varias ocasiones), a comienzos de 1960 Oscar Esplá le propuso formar parte del claustro del Conservatorio Superior de Música de Alicante para desempeñar allí las cátedras de Armonía y de Contrapunto y fuga. Desde ese momento y con el apoyo de este compositor y de Fernando Remacha, dedicó, gran parte de sus esfuerzos, a introducir la obra pedagógica del compositor Carl Orff en España.

Gan parte de su trabajo lo volcó en la docencia de la música, con trabajos ligados al Conservatorio y a la Universidad. En 1978, Peris Lacasa fundó el Festival Internacional de Música de Alicante y lo dirigió hasta 1984.

En 1973 comenzó su relación con la Universidad Autónoma de Madrid, principalmente, como organizador de las actividades musicales de la misma. Por otra parte, después de varios años como profesor adjunto en dicha universidad, obtuvo, en 1980, la plaza de catedrático numerario de música de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAM. Como consecuencia de esta labor en la universidad creó, en 1978, un doctorado para titulados superiores de música.

Allí formó de la nada un Departamento de Música, que organizaba los famosos Ciclos de Grandes Autores e Intérpretes de la Música, con conciertos en el Teatro Real y en la propia Universidad. Peris tenía una discoteca con miles de volúmenes en la que se podían realizar audiciones, y se realizaban otras muchas actividades.

«No me preocupa trascender o no. Sé que la vida se puede terminar en cualquier momento; pero no lo pienso, aunque rezo por las mañanas. Hoy no estoy en ese asunto, aunque quizá por haber compuesto tanta música religiosa debería ir al cielo directo. Recuerdo una conversación con Severo Ochoa, con quien comí durante 20 años, en la que me decía. Usted tiene que ir derecho al cielo, pero es una lástima que no exista».

Por otra parte, desde 1982 ha sido asesor de música de Patrimonio Nacional, puesto que le conllevó una intensa labor como programador y coordinador de proyectos de conservación entre los que cabe citar: la restauración del órgano Bosch de la capilla del Palacio Real y la de los Stradivarius de la colección palatina. Durante su carrera compositiva ha recibido numerosos encargos de instituciones diversas como del Ministerio de Cultura, de la Fundación Juan March o de la Orquesta Nacional de España. En 1965 ganó el Premio Nacional de Música con su Concierto espiritual sobre un poema del Cristo de Velázquez, de Miguel de Unamuno.

Con respecto a su labor como organista ha sido Premio de Órgano de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y organista de la iglesia de San Esteban de Maella, así como de la basílica de Nuestra Señora de Atocha de Madrid. José Peris es, además, organista de honor de la capilla del Palacio Real de Madrid.

José cojeaba debido a un terrible accidente de automóvil del que todavía tenía secuelas, y en el que murió su mujer Gisela, en cuya memoria compuso la Elegía a Gisela, que Narciso Yepes estrenó en el Teatro Real, en uno  de los conciertos que organizaba la Universidad.

Palabras de Miguel Ángel Gómez Martínez y Alexandra, su mujer, que se leerán esta tarde en su funeral:

Querido amigo, Maestro, te vas sin concluir con tanto… esperábamos más música, más cariño y más verdades de tu parte. Porque tu vida entera siempre fue un pleno proceso de creación, movimiento, expansión: tu vida, tu obra era en suma, una imposible conclusión. Esa misma vida que te ha forzado a un fin del eterno proceso infinito de tus obras, tus enseñanzas, tus acciones, pero que también te ha otorgado plazo para tantas buenas obras, en todos los sentidos, plazo para ser quien eres, un gran fragmento de la Historia de la Música. No encontraremos sustituto a tanta franqueza, a tal valentía en la defensa de la verdad, huérfanos de un modelo de honestidad imbatible, pero también herederos de un camino de autenticidad. Quedamos, querido amigo, desamparados de tu presencia, tus gestos y tu bondad, pero estamos henchidos de todo cuanto nos has ofrecido, de cuanto hemos compartido contigo, que en nuestras almas jamás perecerá. Fuiste, eres y serás por siempre, nuestro querido Maestro, amigo.