El director musical del Metropolitan, Nézet-Séguin, habla con la revista Playbill acerca de la música nueva, las óperas ya consagradas en la programación del teatro neoyorquino, y su manera de enfrentar cada una ellas

Yannick Nézet-Séguin

La temporada 23/24 del Metropolitan Opera se inauguraba con dos óperas actuales, Dead Man Walking, de Jake Heggie, y Florencia en el Amazonas, de Daniel Catán, pero eso no implica olvidar los títulos más tradicionales.

El Met comprometido a equilibrar su programación con obras tanto clásicas como recientes, ha presentado también títulos como Carmen, La forza del destino y La rondine en su escenario.

Reconociendo el peligro de enfrascarse en una labor absolutamente rutinaria en la interpretación del repertorio más tradicional, Nézet-Séguin afirma que “dirigir música nueva arroja luz sobre los clásicos (…) recuerdas más fácilmente que estos también fueron nuevos”.

La forza del destino en el Metropolitan de Nueva York

La renovación de los clásicos no está únicamente movida por las decisiones musicales, sino que la estructura escénica, que multiplica las posibilidades de interpretación de una misma historia, también juega un papel esencial.

La reciente lectura de La forza del destino, firmada por el director de escena Mariusz Treliński es un ejemplo de transformación de los clásicos, partiendo de una visión más fresca de la ópera de Verdi.

Nézet-Séguin considera que “los grandes directores de hoy en día son capaces de acercar estas historias al siglo XXI sin sacrificar el corazón del drama”, defendiendo que, por ejemplo, la última producción de La forza del destino “mantiene la naturaleza épica y majestuosa de la ópera”.