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Por Publicado el: 02/07/2020Categorías: Colaboraciones

Relevo y clarificación para la nueva temporada del Palau de la Música

Palau de la Música. Temporada 2020-2021

Relevo y clarificación

Ramón-Tebar-Orquesta-de-Valencia

Ramón Tebar y la Orquesta de Valencia

“La verdad es que entre unas cosas y otras, mala suerte incluida, la gestión del Palau de la Música desde que han entrado las izquierdas en el Ayuntamiento está siendo más que desastrosa. Por el contrario, desde que se fue Livermore y ha entrado Iglesias en Les Arts, la cosa allí está calmadísima”. Son palabras escuchadas ayer por la tarde a un conocido compositor valenciano cargado de razón y sentido de la realidad. Las comparaciones son odiosas, sí, pero inevitables. Por unas cosas y otras el Palau de la Música ha entrado en un bucle de negatividad que ha congelado a sus responsables, incapaces de coger por los cuernos el toro de la adversidad y comenzar a recomponer una situación que es a todas luces calamitosa. No es aceptable una clase política que se resigna ante la adversidad y no tiene el coraje de mover Roma con Santiago para que el Palau de la Música vuelva a ser lo que siempre ha sido. O mejor, claro. 

Errante y con la sede cerrada casi sine die; con el director Vicent Ros cuestionado en su puesto por los tribunales de Justicia, y con un director musical –Ramón Tebar– al que la inmensa mayoría de los músicos de la Orquestra de València –las encuestas no engañan– no quieren ver ni en pintura, la política (Glòria Tello, y  más arriba el alcalde Joan Ribó) tiene que tomar decisiones drásticas y valientes para resolver una situación crítica que hace agua por demasiados rotos. Gestores con agallas, coraje y recursos para agilizar concursos públicos, plazos, proyectos, etcétera. Profesionales capaces de imponerse sobre la losa burocrática que siempre ha anquilosado tanto la gestión del Palau de la Música.

Es imprescindible clarificar la provisionalidad judicial de Vicent Ros, y desde luego, asumir con responsabilidad, criterio y amplitud de miras la necesidad de preparar civilizadamente y con previsión el relevo ineludible en el podio de la Orquestra de València de un director –Ramón Tebar– que ha demostrado por activa y por pasiva que su tiempo –si es que alguna vez lo tuvo– ha concluido. Renovar su contrato, que expira en septiembre de 2021, sería prolongar la agonía: suya, sí, pero también de unos atriles necesitados de savia nueva, y de un público y de unos abonados cada día más distantes y aburridos.

A pesar de tan grave problemática, el Palau de la Música, sus gestores, ha logrado hilvanar una temporada 2020-2021 variada y para todos los gustos. En la que no faltan algunas fechas imprescindibles, con nombres y orquestas de relumbrón, como marca la tradición de la casa hoy cerrada. Aunque cierto es que hay otras citas que son para tachar de la agenda, como la vuelta de Lang Lang: solo un sordo ha podido invitar de nuevo a València a este juguete roto, ¡y para el Tercer concierto de Beethoven! ¡Y tras el estropicio que perpetró contra el Segundo concierto de Beethoven en el Palau de les Arts el año pasado!

El piano desempeña particular relevancia, dado el homenaje que se brinda a José Iturbi en el 125º aniversario de su nacimiento. Destacan el siempre bienvenido Grígori Sokolov, la figura en plenitud de Javier Perianes, el siempre grande Nelson Freire, Rudolf Buchbinder, Alekséi Volodin, la doble presencia de Joaquín Achúcarro (en recital y con la Orquesta de València), y Josu de Solaun, quien retorna con el Primero de Chaikovski tras su arrollador Segundo de Prokófiev. Será dirigido por el valenciano Robert Forés, que completará el programa con la Petrushka de Stravinski.

Eschenbach, Hager, Mullova, Juan Diego Flórez, Guérguiev, Zukerman, Van Zweden y Sabine Meyer son nombres que también dan lustre a la temporada. Aplauso sin fisuras merece la destacada presencia de músicas y músicos valencianos, como Ofelia Sala, David Fons o el adoptivo David Apellániz, así como un selecto conjunto de profesores de la propia orquesta. Llamativo es el retorno del “principal director invitado” Enrique García Asensio, quien llevaba años sin subir al podio. Claudia Montero toma el relevo de Francisco Coll como compositora en residencia. Sobran y faltan las palabras. La violinista Leticia Moreno será la artista residente. Aplauso merece la apretada agenda fuera de abono, con remarcables citas camerísticas a cargo igualmente de intérpretes de la tierra. Justo Romero

Publicado el 1 de julio en el el diario LEVANTE

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