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Por Publicado el: 03/12/2015Categorías: Crítica

Rigoletto: 2º reparto interesante musicalmente

RIGOLETTO (G. VERDI)
Teatro Real de Madrid. 2 Diciembre 2015.

Vuelve Rigoletto a la programación del Teatro Real y lo hace después de 6 años. En aquella ocasión se programaron nada menos que 4 repartos distintos, aunque hoy nadie se acuerda de ellos, sino de la única representación que cantó Leo Nucci y que trajo consigo el   bis de la Vendetta, que fue el primero que se ofrecía desde que se reinaugurara el teatro en Octubre de 1997. Más allá de ser la primera vez, ¿hay algún aficionado que recuerde una representación de Rigoletto con Leo Nucci en la que no se haya bisado el mencionado dúo? Es obvio que hoy volveremos a asistir a un nuevo bis de Leo Nucci, como ya ocurrió el pasado día 30 de Noviembre en la función de estreno. Aparte de Nucci, estos Rigolettos contarán con otros dos repartos distintos.

RIGOLETTO. T. REAL. 2015. REP. 2_page5_image1Escena

Los presentes comentarios corresponden al segundo de los repartos programados y el resultado se puede considerar satisfactorio en general, con una destacada dirección musical, un reparto vocal de buen nivel y una producción escénica de escaso interés.

La producción escénica procede del Covent Garden de Londres, donde se estrenó en el año 2001 y se ha repuesto en varias ocasiones, la última de ellas el año pasado. Lleva la firma del británico David McVicar, uno de los más afamados directores de escena de la actualidad y cuyo trabajo me ha resultado de muy escaso interés en esta ocasión. Creo que uno de los méritos que explican la relativa longevidad de la producción consiste en ser eminentemente tradicional y de bajo coste. La escenografía es única para los tres actos y es obra de Michael Vale, consistiendo en un escenario giratorio, que por un lado deja ver una simple fachada inclinada, que sirve de palacio del Duque, mientras que por el lado opuesto nos presenta la casa de Rigoletto, que servirá también – con algunos cambios  –  como  morada  de  Sparafucile.    El  vestuario es  totalmente  tradicional  y adecuado, obra de Tanya McCallin, destacando la iluminación de Paule Constable, que consigue ambientar muy bien las escenas dentro de una escenografía un tanto rudimentaria.

La labor de David McVicar, llevada en Madrid adelante por Justin Way (director de producción del Teatro Real) narra la trama de manera adecuada, sin mayores aportaciones ni originalidades. Desde mi punto de vista McVicar resulta particularmente decepcionante en la primera escena. Me aparece adecuado ofrecer la corte del Duque de Mantua como depravada, pero creo que hay maneras muchos más sutiles e imaginativas de presentarla, mejores que caer en la chabacanería y el mal gusto del que hace gala el regista escocés. No se necesitan tantos excesos sexuales y desnudos en escena (aparte de de aportaciones homosexuales) para mostrar una corte depravada. Pasando al segundo acto, me pregunto qué pintaba la hija de Monterone con los cortesanos. He alabado en más de una ocasión los trabajos de David McVicar y la verdad es que su trabajo en esta producción me ha resultado en gran medida decepcionante.

RIGOLETTO. T. REAL. 2015. REP. 2_page5_image2Escena

No voy a descubrir la importancia de Rigoletto en la historia de la ópera, pero sí me gustaría incidir en la necesidad de contar con un director musical apropiado para llevar adelante la ópera. Esta vez lo hemos tenido en el podio del Teatro Real. Me estoy refiriendo al italiano Nicola Luisotti (actual director musical de San Francisco y de Nápoles), que ha demostrado una particular adecuación y familiaridad  con la partitura verdiana. Estamos ante un estupendo maestro en este repertorio y pocas pegas se pueden poner a su dirección. Hubo siempre tensión dramática, cuidado  a los detalles, apoyo a los cantantes y ritmo, que nunca decayó. Sus tiempos fueron siempre vivos y el relato dramático tuvo una gran intensidad. Espero con mucho interés su dirección de hoy, ya que no me sorprendería que la presencia  Leo Nucci condicione la dirección musical de Nicola Luisotti. Francamente buenas las prestaciones de  la Orquesta y del Coro del Teatro Real.

RIGOLETTO. T. REAL. 2015. REP. 2_page5_image4Escena

Encabezaba el reparto el barítono parmesano Luca Salsi, que fue un buen Rigoletto en términos generales .La voz tiene amplitud y matiza bien su canto, aunque empuja en algunas ocasiones, especialmente cuando la tesitura tiende hacia arriba. Me resultó sorprendente su insistencia en cortar casi todos los agudos tradicionales en el personaje. No digo todos, porque no se escapó del de la Vendetta. Todas estas notas de tradición – escritas o no – nunca son omitidas por un cantante que puede darlas. Luca Salsi las tiene, pero se escapó de ellas, seguramente por no encontrarse cómodo, dándome la impresión de no estar en plenas facultades vocales, ya que le encontré en algunos momentos corto de fiato.

RIGOLETTO. T. REAL. 2015. REP. 2_page5_image3Luca Salsi y Lisette Oropesa

La soprano americana Lisette Oropesa nos ofreció una Gilda perfecta en el primer acto. Es una soprano ligera, de voz atractiva y muy bien manejada, que canta con mucho gusto y expresa muy bien. Tanto en el dúo con Rigoletto como en el que canta con el Duque de Mantua, y, especialmente en el Caro nome, estuvo espléndida. Para mi gusto Gilda necesita algo más que una pura soprano ligera en los dos siguientes actos y Lisette Oropesa me resultó un tanto corta, especialmente en Tutte le feste al tempio y la subsiguiente Vendetta.

Francesco  Demuro  fue  un  Duque  de  Mantua  con  virtudes  y  defectos.  Entre  las primeras está su atractiva voz, buena línea de canto, técnica notable y una dicción auténticamente   ejemplar. Entre los defectos hay que señalar que la voz es un tanto escasa en el centro, con una emisión un tanto atrás, estrechándose claramente en las notas altas.  Llega bien al  DO sobreagudo, pero no de manera que pueda levantar entusiasmo en el público.

RIGOLETTO. T. REAL. 2015. REP. 2_page5_image5Francesco Demuro

El bajo italiano Andrea Mastroni fue un adecuado Sparafucile, resultándome menos convincente la mezzo soprano Barbara Di Castri en la parte de Maddalena, algo corta en graves.

Los  personajes  secundarios  fueron  bien  cubiertos,  salvo  excepciones.  Sonoro  y poderoso el Monterone de Fernando Radó. Adecuado, Alex Sanmartí como Marullo. Bien, Gerardo López en la parte de Borsa. Cumplieron con su cometido, sin mayor relieve, los Ceprano (Tomeu Bibiloni y Nuria García Arrés). Pasable la Giovanna de María José Suárez. Sin pena ni gloria, Mercedes Arcuri en el Paje de la Duquesa. Deficiente, Claudio Malgesini como Ujier.
El Teatro Real ofrecía una entrada próxima al lleno total. El público aplaudió con mucha fuerza el Caro nome. En los saludos finales las mayores ovaciones fueron para Lisette Oropesa, Luca Salsi y Nicola Luisotti, en este orden.

La representación comenzó con 5 minutos de retraso, cosa poco habitual en el Teatro Real, y debido a los nuevos controles de acceso. La duración total del espectáculo fue de 2 horas y 48 minutos, incluyendo dos intermedios, el segundo de los cuales resulta sorprendente por innecesario. Duración musical de 2 horas exactas. Seis minutos de aplausos.

El precio de la localidad más acara era de 214 euros, habiendo butacas de platea al precio de 204 euros. La localidad más barata con visibilidad plena era de 35 euros. José M. Irurzun

Fotos: Javier del Real

 

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