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Jesús, el amigo y maestro próximo
Por Publicado el: 26/07/2007Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Un angélico error

Un angélico error
Recientemente se ha presentado al público la Fundación que lleva el nombre de Victoria de los Ángeles, constituida con el fin de promover su figura editando, entre otras acciones, discos de grabaciones descatalogadas o en vivo. Las tres primeras ya están en el mercado. Dos con sendos recitales, uno proviene de actuaciones en Tokio en los años 1988-90 y otro en el Palau de la Música Catalana en 1987.
Quienes la amábamos acudíamos a sus últimos recitales por hacerla compañía y por vivir en algún momento un rescoldo de lo que fue su arte pero no nos engañábamos: era más bien penoso escucharla. Se había retirado de la ópera en 1980, tras un ya célebre “Pelleas y Melisande” en el Teatro de la Zarzuela, pero continuó dando recitales durante mucho más tiempo del conveniente. Los problemas familiares y económicos fueron los causantes de aquella eterna despedida. Por eso carece de sentido empezar esta nueva colección, promovida por la Fundación y la discográfica Columna, con grabaciones de aquellos años postreros que ofrecen un ejemplo penoso de la gran artista. Sinceramente, hubiera sido mejor olvidar esa etapa y buscar joyas, que las hay, de los años ’50, ’60 e incluso ’70. La “Marta” de Flotow de 1961, que completa lo ya editado, es claro ejemplo de ello.
Pero hay otra cuestión de fondo. No se ha llegado a tomar el nombre de Dios en vano, pero sí el de Victoria de los Ángeles, que a los dos años y medio y por no se sabe que arte de birlibirloque, ha pasado a ser rebautizada como “Victoria dels Angels”. Todo una sinrazón para la cantante Victoria de los Ángeles López García, nacida en Barcelona, hija del andaluz Bernardo López y de Victoria García. Ella nunca fue una nacionalista, pero hay quienes hoy buscan hacer catalanismo con su figura. Y yo me pregunto ¿a quién beneficia el cambio de nombre? Porque internacionalmente sólo despista. El asunto, bien triste, me recuerda aquellas representaciones rebautizadas en Cataluña como “Antología de la zarzuela andaluza”. ¡Qué de despropósitos!

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