Un gran concierto… para unos cuantos
BOULEZ PARA UNOS CUANTOS
Auditorio Nacional (Homenaje Pierre Boulez / BBVA / Orquesta Nacional)
Obras de BOULEZ. Pilar Jurado (soprano) Dimitri Vassilakis (piano), Coro y Orquesta Nacionales de España. Dirección: Jordi Bernácer. Auditorio Nacional, 6 de noviembre de 2010.
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La espléndida lectura de “Rituel”, la singular, mistérica obra de 1974-75, nacida como “in memoriam” a Bruno Maderna, marcó el carácter de una sesión que cerraba las actividades que, durante una semana, la Fundación BBVA ha organizado en torno a Pierre Boulez con motivo de su 85 cumpleaños, edad a la que el siempre incansable músico llega con la salud algo mermada. Pero ni la gratuidad de la entrada ni el interés, enorme, del programa provocaron el lleno del Auditorio en este Madrid saturado de convocatorias… a pesar de la crisis. No se puede hablar de “unos pocos”, pero sí de “unos cuantos”.
La Nacional, como hace un mes con las obras de Lachenmann y Sotelo, volvió a tener una actuación formidable, y si allí fue Peter Rundel su demiurgo, aquí lo ha sido el joven músico alicantino Jordi Bernácer (Alcoy, 1976), que exhibió no sólo conocimiento puntilloso y preciso de las obras –que no es poco en estas partituras-, sino estilo, autoridad y, por ende, soltura para esa “libertad controlada” que Boulez en muchas ocasiones –bueno, en las que él quiere- concede a los instrumentistas.
El Boulez más juvenil, el de final de los 40, con poco más de 20 años, sorprende –por su sapiencia-, admira –por su técnica-, pero hoy ya empieza a sonar “clásico”. “El sol de las aguas”, su primeriza cantata sobre un texto de su venerado René Char, parece actualmente más cercana a Ravel que a Berio o Stockhausen, los compañeros de generación del artista, y las doce “Notations” de 1945 resultan, a vista de 20100, puro Messiaen. Lo que se vuelve fascinante es el proceso de reinvención, como muy bien apunta en su texto Carlos Bermejo, de esas últimas piezas en su re-facción orquestal, que Boulez ha ido abordando, con mayestática calma, desde 1978, y que hoy se reflejan en siete versiones sinfónicas de las doce pianísticas. El griego Dimitri Vassilakis reprodujo, de memoria y con facilidad pasmosa, las piezas de piano, y Pilar Jurado, a la que últimamente se ha oído sobre todo interpretarse a sí mismo como compositora, nos recordó cuán excelente solista es de música ajena, entonando la intrincada parte canora de “Le soleil…” con limpieza y dicción cristalinas. El Coro Nacional cantó con similar entrega esos 10 densos minutos de música. Bernácer, por su parte, bordó las versiones orquestales de “Notations”, con sonoridades rotundas y escalonada atención al detalle.
Un gran concierto… para unos cuantos. José Luis Pérez de Arteaga
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