Ya empiezan a perfilarse algunos pretendientes a presentarse al concurso de privatización de gestión del nuevo Teatro del Escorial, cerrado en pleno agosto un més después de su brillante inauguración. Se habla de Cambreleng junto con Carraté (Melómano), de Moreno y de empresario teatral Cornejo junto al restaurador Arturo y Díaz Ferrán. El problema es que todos le tienen mucho miedo a los números.

En Santander deben estarles saliendo muy bien los números cuando preparan para el año próximo una «Sonambula» para la casi desconocida hija de 21 años del bajo Roberto Scandiuzzi con escena a cargo del baratísimo Hugo de Ana.

Y, en Madrid, pasó sin pena ni gloria la misma «Traviata» que inauguró el Festival de Santander. Ni una crítica a pesar del reclamo del nombre de Zeffirelli.