Suscribirse a la Newsletter de Beckmesser

¡No te pierdas ninguna noticia!

¡No enviamos spam! Lee nuestra política de privacidad para más información.

Busca las entradas de cada mes

Últimas 20 entradas

Últimos tuits de Beckmesser

Dominio técnico y sensibilidad
Enredo hispano-ruso en Valencia
Por Publicado el: 03/02/2008Categorías: Crítica

El «Buque fantasma» atraca en el Guadalquivir

Reapertura del Teatro de La Maestranza
El «Buque fantasma» atraca en el Guadalquivir
«El Holandés errante» de Wagner. T.Halstein Moe, E.Matos, W.Fink, J.Silvasti, B.Bornemann, V.Ombuena.Producción del Teatro Comunale de Bolonia (2000). Y.Kokkos, dirección de escena. P.Halffter, dirección musical. Taetro de la Mestranza. Sevilla, 2 de febrero.
Una crítica de cualquier espectáculo debe situarlo en su justa referencia. Por ello, vaya por delante, que bien puede calificarse de alto el nivel de este «Holandés» con el que se ha inaugurado temporada y reabierto el teatro de la Maestranza tras una importante ampliación que le ha dotado de un escenario y una chácena con inmensas posibilidades. Nivel alto para una ciudad como Sevilla, que sólo ofrece cuatro títulos representados al año, sin una larga y sólida tradición operística. Así lo reconoció con justicia el público que llenaba la sala. Dicho lo cual también es necesario juzgar en términos absolutos.
La pruducción, con un descanso cuestionable, cuenta con dos problemas fundamentales: voces y concepto musical. Trond Halstein Moe simplemente no posee la vocalidad adecuada para el protagonista. Escaso de potencia, aunque no frasee mal, su intervención carece de gandeza y queda deslucida. Algo similar sucede con el Daland de Walter Fink, bajo  con el registro alto muy tocado, y con el Eric de Joma Silvasti,  quien resuelve  la nada fácil parte con trucos vocales improcedentes, paralelos  al uso del «pico» en los toros de la célebre plaza contigua. Los tres citados marcan el nivel habitual en cualquier teatro alemán de repertorio de segunda fila. A más alto nivel brilla la Senta de Elisabete Matos, aunque la lentitud con la que canta la balada  deja a medias uno de los momentos cumbres de la obra. Vicente Ombuena cumple sobradamente como timonel, así como los coros masculinos y femeninos, mejor ellos que ellas. También en la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla hay profesionalidad y calidad.
Hay que reconocerle a Pedro Halffter las ganas por triunfar, pero estas partituras requieren una gran maduración, que obviamente no puede existir en una primera lectura como la que realiza el madrileño, para intentar una versión a lo Klemperer anciano porque, con tanta lentitud, se corre el riesgo de que la pieza se caiga. Y se cayó en segundo y tercer acto. Al discurso, en el que hubo detalles de buena factura, le faltó tensión y quedó un tanto plano.
La producción d Bolonia del año 2000 sirve para mostrar las amplias posibilidades del escenario, dentro de un enfoque tradicional bien opuesto al de la última realización de Bieito, en la que los «fantasmas» parecían navegar en una barca de remos del Retiro. El enorme espejo trasero amplía significativamente la visualización de la acción y su combinación con la fosa móvil en el suelo permite efectos magníficos, como los planos diferentes en la gran escena coral del tercer acto. Todo un espectáculo, aunque ocasionalmente pueda existir demasiada acumulación de efectos.
El acontecimiento, con los más y menos citados, salió bien y contó con la presencia de casi toda la crítica musical nacional. Todos deseamos  lo mejor para la Maestranza. Gonzalo Alonso

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

banner-calendario-conciertos

calendario operístico 2023