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Por Publicado el: 13/11/2011Categorías: Crítica

INSUFRIBLE PIANISTA, MAGNÍFICA ORQUESTA Y ESFORZADO MAESTRO

INSUFRIBLE PIANISTA, MAGNÍFICA ORQUESTA Y ESFORZADO MAESTRO

Concierto de Santa Cecilia
Obras de BRAHMS. Martina Fijak (piano). Orquesta Sinfónica de Madrid. Dir.: Miguel ángel Gómez Martínez. Auditorio Nacional, Madrid, 11 de noviembre de 2011.
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La Sinfónica de Madrid celebró la edición nº 26 de su ya tradicional “Concierto de Santa Cecilia” –que rara vez ha tenido lugar el 22 de noviembre, en la festividad de la santa romana, pero que siempre se ofrece en estas calendas-, con un monográfico Brahms dirigido por un músico que en los últimos años se ha prodigado poco en España, Miguel Ángel Gómez Martínez (Granada, 1949). La velada también servía de presentación de la pianista croata Martina Fijak (Zagreb, 1980), ganadora en 2008 del Concurso de Piano “Maria Canals”. Y aquí comenzaron los problemas.
Es difícil recordar una traducción más aburrida del “Concierto para piano nº 1, Op. 15”, de Brahms. A la señorita Fijak la pieza le duró casi 50 minutos, pero lo peor no fue la longitud sino el tedio avasallador. En una obra de estas características, el ‘tempo’ se pacta, a la fuerza, con el solista, y Gómez Martínez y la encomiable Sinfónica hicieron esfuerzos meritorios para que la obra no se viniera abajo. La pianista confundió lirismo con afectación irritante e ímpetu con aporreamiento del teclado. El remate fue que la artista, embargada por lo que creía era entusiasmo de la audiencia –algunos “bravos” hubo, que de todo hay en la viña del Señor-, decidió transformar la sesión sinfónica en un recital, y se marcó dos bises (el “Preludio para la mano izquierda” de Scriabin y un “Intermezzo” de Schumann) ante las caras de circunstancias de los resignados profesores de la orquesta. El resultado fue que la primera parte del concierto duró 85 minutos y la velada en conjunto 2 horas y media.
Bastante mejor fue la segunda parte, con la “Sinfonía nº 1 en Do menor”, que Gómez Martínez también dirigió sin prisas, pero con una carga energética ausente del primer tramo. La maduración de este artista es incuestionable, la interpretación poseyó empaque y nervio, y la Sinfónica, que echó chispas en la “Elektra” de Bychkov y que en estos días aguanta a otro líder del tedio (Cambreling) en el “Pelleas” del Real, volvió a demostrar que cuando se la deja hacer música es una formación centelleante. José Luis Pérez de Arteaga

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