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Por Publicado el: 12/01/2008Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Un himno insulso

Hay veces en que la estupidez humana aflora a borbotones. No ha bastado con la problemática de los derechos de autor de nuestro Himno, resuelta recientemente con la compra de los mismos a los herederos de Bartolomé Pérez Casas y, por si acaso, con un nuevo arreglo del militar Francisco Grau Vergara cuyos derechos cedió al Estado. No, como si en España no hubiera problemas suficientes o quizá porque conviene desviar la atención de tanto problema, a alguien se le ocurrió retomar la idea de escribir una nueva letra para el Himno Nacional. Como si un hubiera suficiente con las ya redactadas para uno de los himnos más antiguos de Europa, cuya música -«Marcha Granadera» o «Marcha Real»- aparece en el «Libro de Ordenanza de los toques militares de la Infantería» de Manuel Espinosa de 1761. Ninguno de estos textos, ni los de Ventura de la Vega, ni los de Eduardo Marquina, ni los de José María Pemán, ni los de una versión alternativa carlista, han cuajado y ninguno de ellos llegó a ingresar en el repertorio.
Como obviamente las cosas no están para que un partido político proponga una letra, se recurrió al subterfugio de que la propuesta proviniese de organismos independientes como el Comité Olímpico Español y la SGAE. Un jurado integrado por el musicólogo Emilio Casares y el compositor Tomás Marco, junto con la deportista Theresa Zabell y el expresidente del Tribunal Constitucional Manuel Jiménez de Parga ha seleccionado un texto de lo más pintoresco. No me cabe la menor duda que, en su fuero interno, personas de la cultura musical e inteligencia de Casares y Marco se reirán por dentro del asunto. No es para menos dado el texto.
Todos parecen haber olvidado que los himnos y sus letras nacen como reacción de unión de un pueblo ante un acontecimiento extraordinario. Esos himnos y sus circunstancias “enganchan” y se consolidan en los pueblos y en los individuos. Nunca lo hará algo creado con el primer criterio fundamental de no ofender a nadie, porque el resultado siempre habrá de ser absolutamente insulso. Aquí tenemos la muestra.
Pero, además y aún con COE y SGAE por en medio, ¿había realmente necesidad de una letra? ¿ ¿Es el momento más adecuado para que las Cortes se pongan de acuerdo en un himno nacional sin antes tener claro lo que es nuestra nación? Creo que una vez más estamos, o mejor están, inventando problemas donde no los había. Enterremos el asunto y, si quieren, al son de la «Marcha de Granaderos». Con la mano en el pecho, sin elevar nuestras voces.
Gonzalo ALONSO

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