La Ministra de Cultura cada día nos sorprende más. Unas veces se trata de influir en los aconteceres de la Maestranza sevillana, otras de proporcionar giras a Barenboim en Sevilla, Granada y Madrid… Pero claro, con tanto trabajo directo tan propio de una ministra no encuentra tiempo para cumplir sus obligaciones legales. ¿Cuándo va a tener un rato para reunir a los patronatos de las innumerables fundaciones que preside para que aprueben sus cuentas y las presenten a los protectorados, tal y como marca la legislación vigente? Porque varias fundaciones están en la ilegalidad por la agenda de la señora ministra.