En los medios musicales no ha pasado desapercibido el que la crítica del Don Giovanni de inauguración de temporada del Real en La Razón la firme Fernando Sans, crítico de Barcelona. Claro que la de Gioconda en el Liceo la firmará el crítico de Madrid Gonzalo Alonso. Esto es entender España y no lo de otros. Todo un ejemplo.

Todos se preguntan el por qué del escándalo en el estreno de Don Giovanni y los abucheos a gogó. La razón es bien simple. Nada habría pasado sin el gratuito final pero éste, planteado por un catalán, con su ataque a ciertos símbolos, provocó las iras del público de los estrenos – a 45000 ptas butaca- el día en que en Cataluña se aprobaba un estatuto anticonstitucional que repele fuera de Cataluña. Y así han pagado justos por pecadores -Alvarez, Bayo, et- con la excepción de Moreno, que no estuvo especialmente bien- y Bros -al que, aún siendo catalán, no se le podía poner un pero-. La rebelión alcanza ya a la música.

Que no, que no. Que se la historia se repite, que unos y otros caen siempre en las mismas cosas. El problema es que hay algunos que no hemos perdido la memoria y recordamos. No se puede presentar -aunque se diga que es una forma cariñosa- al director artístico del Real con «Antonio, el teatro es tuyo». Denota una vez más el gran error de cuantos han pasado por las alturas del teatro: creerse que efectivamente es suyo y actuar en consecuencia, por ejemplo, colocando a los amigos. Y no es eso. El Teatro Real es primero del público y después de todos los españoles. Y ya sabemoa a lo que conduce tal tendencia: a ser cesados tarde o temprano.
Por lo demás a Moral le faltó dejar más claro -aunque lo dijo con medias palabras- que el Real es un teatro de segunda división queriendo jugar en primera. Y lo es por un motivo muy claro: los de primera duplican o triplican su presupuesto.
Nos avanzó lo que nos temíamos: que el barroco avanzará. Y lo justificó con estadísticas. Muy bien, sólo una objeción, para el repertorio barroco hay otros teatros y orquestas más adecuados, que no cuentan anualmente lo que el Real. Pero, nada que objetar si no se pasa de la raya.
Y, de nuevo, volvió a dejar constancia de su inteliegencia y mano izquiera. Con él se sentó su antiguo jefe, el presidente de la Fundación Caja Madrid. Él bien sabe que nunca hay que poner todos los huevos en la misma cesta. Hoy está en el Real, pero no quiere perder el contacto con Caja Madrid. ¿Qué mejor que involucrar a Caja Madrid en el Real? Este es mi Antonio, despierto donde los haya. Ahora falta por ver dónde quedan de verdad los pasados trabajos de Moral en la fundación de la Caja y qué grado de colaboración va a seguir existiendo.
Pero, como además de los anunciado en la conferencia de prensa, uno intuye y va descubriendo muchas más cosas, creo poder afirmar que la cosa Real no va, en lo artístico, por mal camino. Beckmesser